lunes, 31 de julio de 2017

Volvamos a hablar sobre evaluación: entrevista a Neus Sanmartí


Hará 3 o 4 semanas me llegó esta entrevista a Neus Sanmartí (https://goo.gl/GvTy8y). Me ha parecido interesante comentar algunas de las ideas que plantea.

En primer lugar, comparto con ella algunos aspectos. Uno de ellos es que la evaluación no ha de servir solo para calificar. En esto estoy de acuerdo. Es bueno que exista una evaluación inicial, al comenzar la secuencia didáctica, para situar donde están los diversos alumnos; es bueno que exista una evaluación formativa durante el proceso de aprendizaje, en la que se intente que los alumnos tomen conciencia de dónde fallan, qué problemas tienen, en qué punto están y en la que el maestro pueda constatar qué entienden y qué no. Como comenta en la entrevista, es un buen objetivo que los alumnos conozcan los objetivos de aprendizaje y los contenidos que se trabajan en cada sesión, trabajar para que ellos corrijan su producciones o las de los compañeros, buscando los errores que pueden haber tenido... En toda secuencia didáctica, el objetivo ha de ser que los alumnos vayan adquiriendo de forma progresiva mayor autonomía, siendo capaces al final de aplicar lo aprendido. La siguiente imagen representaría el progresivo grado de asunción de responsabilidad por parte del alumno.



No comparto, sin embargo, otros aspectos. El primero, cuando afirma que hay que reducir la 'evaluación para la calificación'. La evaluación para el aprendizaje y la evaluación para la calificación no se oponen la una a la otra, sino que se complementan y hay que estructurarlas de una forma que tenga sentido. Tener tres evaluaciones trimestrales en las que hay boletines de notas que se envían a los padres me parece un buen número, que no haría falta ni reducir ni ampliar. El carácter social de la evaluación, de compartir resultados con la comunidad educativa, no podemos dejarlo de lado. Que hasta ahora posiblemente no hayamos dedicado suficiente atención a la evaluación formativa no significa que haya que dejar de lado ahora la evaluación cualificadora.


Esta infografía presenta el modelo de evaluación que propone Daisy Christodoulou. Por lo que se refiere a la evaluación formativa, Christodoulou va más allá del exclusivo uso de rúbricas y estándares (que son útiles para determinados aspectos) y plantea que esté basada en un currículum rico en conocimientos y profundo en el que se busque que todos los alumnos lleguen a dominar todos y cada uno de los conceptos y procedimientos. 

Como indica la imagen, deberíamos de dedicar más tiempo a profundizar en este aspecto, ya que el tener un modelo de progresión claro es quizás uno de los aspectos fundamentales de la mejora educativa (un modelo de progresión es tener una secuencia curricular clara, de curso en curso, de forma que los profesores de todos y cada uno de los cursos sepan qué se ha trabajado antes, qué tienen que enseñar ellos). 

Los países que tienen mejores resultados como Corea, Singapur... se han centrado en desarrollar currículums claros y concretos que detallan qué hay que dominar curso por curso y se aseguran de que todos lleguen a hacerlo. Esta evaluación habría que desarrollarla también fijándose en lo que Christodoulou denomina 'Bancos de ítems específicos por asignaturas': el desarrollar materiales por áreas que permitieran dominar todos y cada uno de los aprendizajes: quiz, evaluaciones de múltiple opción... Recursos que en algunos lugares han empezado a utilizar y dan un buen resultado.

Luego vendría la evaluación sumativa, para calificar, que como indica la imagen se puede llevar a cabo tres veces al año. Sería bueno tener unos criterios claros, modelos de otros años para saber hacia dónde tenemos que ir... Ojalá el planteamiento que propone Daisy Christodoulou tuviera más eco en nuestras latitudes.

Luego, tampoco me parece adecuado afirmar: 'No tiene sentido que memoricen informaciones que se pueden encontrar en el móvil'. Esta es una afirmación que es, cuanto menos discutible. Como indica la psicología cognitiva, cuando aprendemos, vamos modificando y ampliando los esquemas conceptuales que tenemos en la memoria a largo plazo, que se hacen más profundos. Las fechas, por ejemplo, son un buen recurso, que ayuda a entender las cosas en el marco más amplio. ¿Que no habrá que saber todas? Seguramente la mayoría no tengamos que conocer las fechas que duró cada gabinete de la Restauración, pero sí que será importante que todos sepamos fechas como 1492 (descubrimiento de América y caída de Granda), 1700 (final de la dinastía de los Austria), 1714 (final de la guerra de sucesión, 1789 (revolución francesa) y así, ya que su conocimiento permite que nos construyamos un esquema conceptual que nos facilita la comprensión de la realidad actual

La distinción entre información y conocimientos que establece no la acabo de ver. Conocimientos son tanto datos concretos (fechas, nombres...) como conceptos que uno estudie o procedimientos que uno automatice. Y tener unos y otros en la memoria a largo plazo evita que sobrecarguemos la memoria de trabajo, permitiendo profundizar y obtener nuevos aprendizajes.

En estos dos artículos hablé más en profundidad sobre la evaluación, un tema que sin lugar a dudas es importante, por si alguno quiere profundizar:
En resumen, la evaluación, un tema sobre el que es necesario hablar y debatir a fondo. Tenemos un amplio campo de mejora.

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