sábado, 20 de julio de 2019

Llámame solo 'profesor'

Photo by NeONBRAND on Unsplash

Hace unos días, Blake Harvard publicó en su blog 'The Effortful Educator' un interesante artículo llamado 'Just call me teacher': llámame solo profesor. En este artículo, el autor reivindicaba el valor de esta palabra y de ser llamado 'profesor' o 'maestro', defendiendo que serlo es una gran honor, ya que es una profesión llena de prestigio y con un gran impacto social. 

¿Por qué lo reivindicaba? Lo reivindicaba porque, unos días antes, en la web de Edutopia, se había publicado un artículo sugiriendo que los profesores, en vez de ser llamados 'profesores', tendríamos que ser llamados 'ingenieros del aprendizaje'. ¿Y por qué? Esta era la argumentación del escritor del artículo que Blake Harvard recogió en el artículo de su blog:

'Cuando las personas escuchamos la palabra 'profesor', nos vienen a la mente imágenes de nuestra experiencias como alumnos. Si buscamos esta palabra en google, 26 de las 30 primeras imágenes son de un instructor siguiendo una forma de enseñanza tradicional: enfrenta de la clase hablando, escribiendo o apuntando desde el frente de una pizarra de tiza o digital.

Esta idea del profesor como impartidor de conocimiento no es, como sabemos, lo que hacemos los profesores estos días. Pero como hay tanta tradición e historia detrás de la palabra 'profesor', sugiero que pensáramos en utilizar otro término, uno que describa completamente lo que hacemos como profesores'.

A continuación, Blake Harvard comentaba que estaba en total desacuerdo con esta argumentación. Defendía que un profesor es un impartidor de conocimiento, que es lo que él hace, y que deberíamos ser expertos en lo que enseñamos. Y Harvard reflexionaba: '¿rediseñar el significado de la palabra profesor?' ¿En alguna profesión se toleraría esto?: 'Repensar el papel del médico', o 'Rediseñar el rol del fontanero'. ¿Alguien se lo imagina?

Y aquí estoy totalmente de acuerdo con Blake Harvard. Los profesores tenemos la tarea y la responsabilidad de colaborar en el aprendizaje de los alumnos, transmitiéndoles toda nuestra rica tradición cultural, literaria, lingüística... No es lo único que hacemos, pero tenemos que reivindicar el valor de esta función académica que tenemos, en la que ejercemos de mediadores entre el conocimiento y el alumno. Y la palabra 'profesor', o 'maestro', son las que mejor recogen nuestra tarea y responsabilidad. De ahí que, como Blake, esté totalmente en contra en que se nos pongan otros nombres como: 'guía del aprendizaje', 'facilitador', 'coach', 'líder de pensamiento'... y tantos otros que se le ocurren a los innovadores de hoy en día. Tenemos que reivindicar el valor la figura del profesor, y del papel que tenemos en la función cultural y transmisora de la escuela.

domingo, 14 de julio de 2019

¿Nuestros profesores saben realmente cómo se enseña a leer?

Photo by Alexis Brown on Unsplash

Hace unos días, Greg Ashman publicó en su blog 'Filling the pail', un interesante artículo en el que se refería a un estudio llevado a cabo por Jennifer Buckingham y Linda Meeks sobre la formación que se da en las universidades australianas a los nuevos maestros por lo que se refiere a la enseñanza de la lectura. Este estudio lo llevaron a cabo consultado todo el material público publicado por las universidades en sus páginas web: textos de lectura obligatoria, referencias...

La enseñanza de la lectura debería de ser uno de los temas claves en cualquier facultad que impartiera estudios de magisterio, dado que la lectura es una de las habilidades clave, que permite el acceso a los alumnos al mundo de la cultura, de la palabra, a todo el rico acervo cultural, científico, literario, filosófico... que tenemos la suerte de tener.

Pero no fue así: solo el 4% de los cursos estaban localizados en la enseñanza temprana de la lectura, con un 26% mencionándola de forma agrupada con otras etapas. El resto ni la mencionaban. No solo eso; solo el 15% de profesores y coordinadores podían identificarse como expertos en enseñanza temprana de la lectura. Todavía más allá: ninguno de los cuerpos mencionaba siquiera la Concepción simple de la lectura, un modelo que no es el único pero que es de los que tenía más validación empírica.

Tengo la sensación de que la realidad que se constataba en este estudio es todavía peor en nuestro país. En España, la enseñanza a los nuevos profesores de temas clave como:
- La enseñanza inicial de la lectura
- Las bases para la adquisición de la lectura
- La importancia de la conciencia fonológica
- La enseñanza de la descodificación
- La investigación y respaldo de los diversos métodos de enseñanza de la lectura
- La concepción simple de la lectura
- La importancia del vocabulario
- E incluso la enseñanza de las estrategias de comprensión: hacerse preguntes, hacer inferencias, predecir...
Creo que es algo que brilla por su ausencia. En la mayoría de facultades de educación la didáctica de la lengua se limita a presentar las diversas etapas del desarrollo de la lectura y la escritura pero no va más allá. Puedes aprender sobre estos aspectos en algún máster de Dificultades de aprendizaje, si sigues a personas como Juan Cruz Ripoll o Mar Ferrero, buscando en la página web de alguna consejería de educación... pero no más. No son temas que se tengan especialmente en cuenta en la política educativa.

Recuerdo que cuando cursé hará cosa de 10 años la asignatura de 'Didáctica de la lengua y la literatura', prácticamente no vimos ninguno de los puntos citados más arriba. Todavía guardo el programa de contenidos de la asignatura cuando la cursé y estos versaban sobre las bases psicolingüísticas del aprendizaje de la lengua, la perspectiva comunicativa, la construcción de la lengua, la enseñanza de esta última desde una perspectiva constructivista... pero de los puntos mencionados más arriba, no se vio nada. Lo que he podido aprender he tenido que hacerlo yo por mi cuenta posteriormente. ¿Cómo aprende a leer un niño? ¿Cuáles son las bases previas para que aprenda a leer? Cuando un niño presenta dificultades de aprendizaje de la lectura, ¿sabemos detectar qué aspectos tenemos que trabajar, dónde puede fallar? ¿Se trabajan los diversos aspectos clave en nuestras escuelas (conciencia fonológica, descodificación, fluidez, vocabulario, estrategias de comprensión)?

Movido por la curiosidad he querido mirar qué contenidos se trabajan en 2 de las principales universidades catalanas: la UB y la UAB. En el primer caso, el de la UB, he visto que están agrupados en 5 grandes ámbitos:
1. Principios básicos de las ciencias del lenguaje y de la comunicación
2. Bilingüismo y multilingüismo en la escuela
3. Las lenguas y la literatura en el currículum de educación primaria (ciclo inicial)
4. De la lengua oral a la lengua escrita
5. El proceso de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrito
Viendo los diversos subapartados de los bloques temáticos, constato que solo en este último se hace alguna mención a los métodos sintéticos y a los analíticos; pero gran parte de los temas comentados más arriba brillan por su ausencia (me gustaría poder ver el programa en más detalle; es más completo en cualquier caso que el que cursé hace unos 10 años).

En el segundo caso, el de la UAB, ya no existe una asignatura de 'Didáctica de la lengua', sino que la nomenclatura se ha cambiado a 'Lenguajes y currículum'. Al mirar los bloques de contenido constato que no existen las referencias a los métodos sintéticos y analíticos. Se habla de una 'revisión histórica de la enseñanza inicial de la lectura y de la escritura', pero no se concreta más. Como en el caso de la UB, me gustaría analizar más a fondo los contenidos más concretos, pero a primera vista no parece que las cuestiones mencionadas más arriba sean las prioritarias.

Sorprende que a uno de los elementos clave de cualquier sistema educativo que se precie no se le dé la importancia que debería de tener. En las sucesivas evaluaciones PISA, PIRLS... se ha podido constatar que no destacamos precisamente por lo que se refiere a la comprensión lectora. Siendo uno de los ámbitos educativos sobre los que hay más investigación científica realizada, ¿por qué no se trabaja más a fondo en las facultades de educación? ¿Quizás porque esta va contra la ideología educativa dominante en las facultades? ¿Cómo podemos permitir que salgan los futuros profesores y profesoras sin saber que la comprensión lectora está determinada por diversos factores? Ojalá se llevara a cabo un estudio parecido al de Australia en nuestro país a partir del cual pudiéramos reorientar nuestro rumbo.

sábado, 6 de julio de 2019

Un apunte sobre algunos resultados de las PAU y de la selectividad: cuando la realidad va por un lado y la ideología por el otro


Durante estas últimas semanas se han hecho públicas las notas de selectividad. Una de las noticias destacadas fue que, en Cataluña, dos de los cinco mejores expedientes eran del mismo instituto, un centro público de Cervera, llamado Antoni Torroja. Eduard Garrabou, con un 9,9 y Arnau Noguera, con un 9,8 habían conseguido estar entre los cinco primeros.



Dado lo sorprendente que resulta que entre los 5 primeros alumnos de Cataluña estuvieran dos del mismo centro, rápidamente los medios de comunicación se dirigieron al instituto de Cervera, para informarse más sobre el centro, saber qué profesorado tenía, que tipos de estrategias didácticas utilizaba. Quizás se esperaban encontrar con un centro en el cual se trabajara por proyectos, en el que la memoria hubiera sido dejada de lado en favor de las 'soft skills', en el que el examen como herramienta de evaluación y aprendizaje fuera solo un recuerdo del pasado...

Pero no. Se encontraron con un centro en el equipo directivo tenía muy claro: 'El pal de paller (la viga maestra) de l'institut és l'educació tradicional'. Y a partir de ahí, la jefa de estudios, Sílvia Pascual detallaba su forma de trabajo. Explicaba, por ejemplo, que:

- Dan valor a la clase magistral, siguiendo un proceso de explicación, teoría, demostración y práctica (aquí sería más ajustado decir que usan un modelo en el que cabe la instrucción directa explícita).
- Utilizan bastantes exámenes, como herramienta de evaluación, aprendizaje y calificaciones.
- Usan exámenes trimestrales.
- Tienen bastantes deberes: redacciones, ejercicios de matemáticas.
- Intentan trabajar con grupos reducidos.

Esto no significaba que no utilizaran las nuevas tecnologías (tienen ordenadores, pizarras digitales), sino que no se dejaban llevar por las modas.

Aquí lo sorprendente fue la reacción de los ambientes innovacionistas catalanes y de parte la comunidad tuitera. Màrius Carol, en un editorial de La Vanguardia, quiso destacar este hecho que comentaba, y personajes como Eduard Vallory, de Escola Nova XXI, Pepe Menéndez, del mismo movimiento y vinculado a los jesuitas empezaron a criticarlo. Decía, por ejemplo, Eduard Vallory:

'Vale la pena, Marius Carol leer fuentes internacionales para comprender que el necesario cambio educativo no está relacionado con introducir tecnología, sino en cambiar qué hay que aprender, como y de qué forma medirlo'

¿Cómo? Varios apuntes:
1. ¿De qué fuentes internacionales habla y de qué cambio? ¿De lo que nos muestra quizás el informe PISA, que es el progresivo declive de países como Francia, Suecia y ahora Finlandia que han apostado por medidas de reforma educativas basadas en el paradigma de las habilidades genéricas (o competencias), del aprendizaje por descubrimiento y de minusvalorar el valor transmisor de la escuela?

2. Dice que hay que cambiar qué aprendemos, como y la forma en la que lo evaluamos. Vayamos al primer punto: el qué, el currículum. La dirección en la que va Escola Nova XXI es la del progresivo adelgazamiento de los currículums y contra la función transmisora de la escuela. ¿Es ese el camino?

El qué: ¿es la solución apostar de forma generalizada por estrategias didácticas basadas en el aprendizaje por descubrimiento, el trabajo por proyectos y otras medidas que se ha contrastado que son significativamente inferiores por lo que se refiere al aprendizaje que, por ejemplo, la instrucción directa?

La forma en la que evaluamos. Me gustaría que grumos como Escola Nova XXI fueran claros en cómo quieren que sea la evaluación. Si le echas un vistazo a los materiales que han ido crendo, no es que quede particularmente claro. Si en las facultades catalanas hay 2.000 plazas para estudiar medicina, cómo van a seleccionar a los alumnos: ¿con una entrevista y una rúbrica de observación? ¿No dará esto entrada a favoritismos? ¿Es el mejor sistema de selección? ¿No es más justo que sea a través de un examen, en el que se recompensa el esfuerzo puesto en el estudio?

Y el tuit de Pepe Menéndez iba en la misma línea, hablando de los 'datos de abandono y de fracaso escolar del modelo llamado método tradicional'.

Pero si el sistema que tenemos en España y en toda Europa se basa en el sistema progresista... Si desde la LOGSE no ha habido otro patrón ideológica en la educación española, y así se puede constatar en progresivo declive en los resultados académicos. ¿Alguien ha visto que se hayan reivindicado en los últimos 40 años, desde la esfera y los poder públicos, el valor de la instrucción directa, de los exámenes, de los deberes, de un currículum claro y estructurado, de la enseñanza de la lectura, del uso de metodologías basadas en la evidencia? No. Y los pocos que lo reivindicamos somos voces minoritarias.

Y la gota que colmó el vaso fue la reacción a la noticia de que el gaditano Miguel Gallardo había obtenido la nota más alta de España: un 14 sobre 14. Unos diciendo que solo había memorizado, otros que los profesores y la escuela nada habían tenido que ver, otros que no existe relación entre la inteligencia y aprobar la selectividad...

¿Por qué esta reacción antiintelectual? ¿Por qué este desprecio al conocimiento? Por supuesto que el sacar buenas notas no es lo único, pero si voy al médico, querré a alguien que sea experto y sepa mucho de medicina, el cual posiblemente haya sacado buenas notas. Y sí que existe cierta relación entre la inteligencia y aprobar la selectividad; ¿por qué? Porque es un examen que valora el grado de competencias y de conocimientos alrededor de distintas áreas. Y es seguramente el sistema más justo.

En resumen, me preocupa ver algunas reacciones cuando la realidad de empecina en contradecir los planteamientos ideológicos de algunos. Aprendemos de una forma muy concreta, y con el paso del tiempo se va conociendo de forma cada vez más clara el cómo aprendemos, las estrategias con más evidencia... Y esto es algo que no podemos negar.