martes, 26 de agosto de 2025

'Reforming Lessons' (2), de Nick Gibb: una arquitectura educativa disparatada


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https://www.theguardian.com/education/2017/jan/29/knowsley-education-catastrophe-a-levels-merseyside


Sigo con la lectura del libro de Nick Gibb, y llego al capítulo 'Wacky Warehouses'. En este, Gibb describe el programa que inició el gobierno de Blair en 2005 conocido como 'Construyendo escuelas para el futuro'. En este programa, el gobierno británico se gastó 55 billones de libras en reconstruir y renovar las escuelas de secundaria en Inglaterra. Es cierto que existía una necesidad, ya que muchos alumnos tenían que asistir a centros educativos en los cuales no se había invertido durante décadas, pero rápidamente el proyecto se desvirtuó.

Algunos de los proyectos se encargaron a arquitectos-estrella, sin prestar atención al coste. Así, Norman Foster diseñó 'Bexley Business Academy' en Kent con un coste de 31 millones de libras y 'Capital City Academy' en Londres con un coste de 27 millones. Mientras, Zaha Hadid diseñó 'Evelyn Grace Academy' por 38 millones. Esto no quedó aquí, sino que la ideología progresista sobre el aprendizaje fue imbuida en los edificios. David Miliband afirmaba que la iniciativa 'transformaría nuestras escuelas secundarias en ambientes de aprendizaje innovadores'. Las innovaciones que se describían en una de las guías de la iniciativa incluían: 'espacios de descanso', 'áreas abiertas de aprendizaje', 'receptáculos de aprendizaje amorfos' y aulas de tamaños diversos con una variedad de actividades de aprendizaje teniendo lugar en un único espacio.

Image taken from: https://www.jbhrefurbishments.co.uk/acoustics-in-open-plan-classrooms/#primary

Este tipo de espacios NO ayudan al aprendizaje, como ya comenté en este artículo y en este otro. Los resultados de estas iniciativas fueron desastrosos, y Nick Gibb detalla qué paso en diversos casos:

- 'Bexhill High Academy' en East Sussex: esta academia se inauguró en 2010 con un coste de 38 millones de libras. Se construyeron 15 aulas de paredes abiertas apodadas como 'cápsulas de aprendizaje', donde 90 alumnos aprenderían a la vez. Dos años después, el centro tuvo que tener un seguimiento específico del departamento por los malos resultados y, cinco años después, la revista Schools Week reportaba que se había pedido una subvención de 6 millones de libras del departamento para añadir clases.

- 'New Line Learning Academy' en Kent: en esta academia de planteamientos radicales (conocida en 2010 por tener el mayor índice de absentismo del país), los alumnos editaron la página de la Wikipedia del colegio para quejarse de que no podían aprender en sus clases abiertas y sin paredes.

- 'Isle of Sheppey Academy': en esta academia que había costado 54 millones de libras, un empleado explicaba en Twitter cómo el claustro dio una gran ovación al director cuando anunció que se había aprobado la construcción de paredes para separar las aulas.

- Un grupo conocido como 'Partnership for Schools' propuso un proyecto para transformar toda la educación en un barrio. 11 escuelas de secundaria fueron demolidas y, en 2009, 7 nuevas fueron abiertas en su lugar, con un coste de 157 millones de libras. Conocidas como 'centros de aprendizaje', no tenían clases, sino 'áreas-base', dividas en diferentes zonas. Recibió premios iniciales como 'Mejor estrategia transformadora'. Sin embargo, tres años después, Knowsley Partnership (como se llamaba el grupo de escuelas) permanecía como el grupo con los peores resultados en todo el país en prácticamente todos los indicadores, y muchos de los vecinos habían empezado a llamar a las escuelas 'almacenes destartalados'.  En junio de 2013, solo 381 de las 900 plazas estaban ocupadas. La escuela ha cerrado.

A continuación, Gibb destaca cómo le hizo enfadar las decenas de millones de libras gastados en estos proyectos. El establishment educativo parecía estar ciego a los errores del pasado (ya que esto mismo se había probado ya en los 70), dejando a docenas de profesores en una situación en la que no podían enseñar ni mantener el control y a miles de alumnos frustrados por el tiempo perdido y la imposibilidad de aprender. Esto mismo ha pasado en Catalunya, donde los Jesuitas, con Horitzó 2020 y otros grupos educativos apostaron por este modelo, y en donde también en numerosos centros públicos optaron por tirar paredes, unir aulas... 

¿Somos conscientes de que esta arquitectura no ayuda al aprendizaje? Ahora, parece que en muchos lugares se va volviendo atrás, pero se hace sin decirlo en voz alta, porque lo que más cuesta siempre es reconocer que uno se ha equivocado. La lectura del libro de Gibb está siendo muy interesante. Vuelvo a insistir: ¿alguno de los técnicos o políticos que nos gobiernan podrían leérselo?

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