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Image taken from the Amazon Page of the UK |
He empezado la lectura de 'Reforming Lessons: Why English schools have improved since 2010 and how this was achieved', un libro escrito por Nick Gibb (exministro conservador británico) y Robert Peal. Entre otras cosas, he encontrado una cita que recoger el problema principal que tenemos en España y en Cataluña con la reforma educativa. Hablando sobre las medidas que tomaron los gobiernos laboristas de Tony Blair entre 1997 y 2008, afirma:
"La mayoría de estas iniciativas fracasaron porque no buscaban tratar las causas fundamentales del fracaso educativo en nuestro sistema escolar: una aproximación ideológica a la enseñanza que no tiene ninguna base en la evidencia y, se intentara donde se intentara, llevaban a un empeoramiento de los resultados escolares. Todas las instituciones clave del establishment educativo, incluyendo autoridades locales, facultades de educación de las universidades, organismos estatales paraestatales e incluso el mismo Departamento de Educación estaban dominados por firmes creyentes en esta ideología. Esta ortodoxia desplazaba cualquier idea o pensamiento, especialmente a través del rechazo y la reticencia a dar empleo, promocionar o nombrar a aquellos que expresen o mantengan puntos de vista diferentes. Para cortocircuitar esta ortodoxia, tendríamos que mover el balance de poder lejos de estas instituciones ideologizadas y hacérselo llegar a las mismas escuelas. Teníamos que debilitar o cortar el control e influencia que el establishment educativo tenía sobre las escuelas. Ya nos refiriéramos a aprendizaje inicial de la lectura, comportamiento de los alumnos, absentismo escolar o cualquier otro de los retos que afrontasen las escuelas, Michael Gove y yo compartíamos la convicción de que los directores, que no eran miembros del establishment educativo, eran los mejor situados para encontrar las soluciones. Aunque parezca sorprendente, una inspiración clave para esta creencia nos la dio alguien de dentro del mismo gobierno laborista. Su nombre era Andrew Adonis."
Este párrafo recoge el que quizás es uno de los grandes problemas del sistema educativo español y catalán: la existencia de un establishment educativo que defiende una ortodoxia que podríamos llamar nacional-constructivista, representada en el currículum competencialista de la LOMLOE. Esta ortodoxia empieza con su labor adoctrinadora ya en las facultades de educación y pedagogía, evitando que ideas alternativas o diferentes sean enseñadas en las facultades. No se queda ahí, sino que tiene colonizados gran parte de los niveles administrativos en los ministerios y departamentos de educación, en las editoriales y empresas privadas que se organizan alrededor del sistema educativo... Aquellas voces que desafían este pensamiento único son ignoradas, y se les acostumbra a marginar en los claustros y en los cargos de gobierno. Es cierto que en los últimos años se ha empezado a articular una respuesta cada vez más potente desde diversos ámbitos, con figuras como Gregorio Luri, Andreu Navarra... Pero el eco que tienen las ideas alternativas es todavía muy reducido.
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Foto de Nathan Dumlao en Unsplash |
Mientras, seguimos dando palos de ciego... Cada vez que se anuncian malos resultados en PISA, PIRLS, las pruebas de competencias o las PAU, sale el gobierno de España o la consellera en Catalunya a prometer una nueva lluvia de millones en programas diversos. Estos no tienen ningún efecto real positivo, porque el problema de fondo es la ideología antiintelectual, competencialista y romántica que domina nuestro panorama educativo, y mientras no se plantee una visión alternativa, seguiremos igual. Y el problema en España es que no se ve ningún partido ahora mismo a derecha o a izquierda, de ámbito estatal o autonómico... que realmente quiera plantear algo diferente. ¿Podría leerse en el encargado de alguno de los partidos el libro de Nick Gibb, por favor?
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