domingo, 1 de noviembre de 2020

La importancia de lo básico y el lujo de la presencialidad en educación en la enseñanza pandémica

 

Photo by Gabriel Benois on Unsplash

Una de mis principales preocupaciones alrededor de la pandemia de la COVID-19 son los efectos que, sin lugar a dudas, tendrá en los resultados académicos de nuestros alumnos. Esta semana pasada, Pedro de Bruyckere compartió un interesante artículo en el que recogía algunos estudios y valoraciones que consideraban esta cuestión. Albert Reverter tradujo el artículo en su blog al castellano, para los que queráis leerlo

Los primeros datos que se empiezan a tener sobre los efectos académicos, no son nada positivos, especialmente por lo que se refiere al efecto entre las familias de nivel económico medio o bajo. El efecto no es tan pronunciado entre las familias de nivel económico alto, a las cuales seguramente les es mucho más fácil tener acceso a Internet, disponer de diversos dispositivos electrónicos y ofrecer a sus hijos el soporte educativo de unos padres que suplen la falta del colegio en casa, además de asistir habitualmente a escuelas en las que se sigue ofreciendo una atención educativa completa online, pero también se observa en ellas una bajada. Los efectos académicos en el resto de alumnos, son devastadores (con pérdidas entre el 60% y el 80%, en el caso del ejemplo de un software académico que usan en algunas escuelas americanas para el trabajo de las matemáticas).

Esto creo que debería de hacer que nos replanteáramos nuestras prioridades. Después de 4 meses de confinamiento, todos los que somos maestros hemos visto las lagunas con las que han llegado nuestros alumnos: con respecto a hábitos de trabajo, conocimientos y habilidades básicas, porque, por más esfuerzo que se haga, la enseñanza online en la educación obligatoria no puede suplir la presencial; como mucho, puede aspirar a paliar los efectos de un confinamiento. De ahí que crea que estamos en un curso en el que deberíamos de centrarnos en lo fundamental:

- El trabajo de las actitudes y hábitos académicos: escucha, atención, concentración.

- Conocimientos clave y conocimientos básicos de cada área: matemáticas, ciencias naturales...

- El trabajo de las habilidades lingüísticas básicas: lectura, escritura, comprensión y expresión oral.

Y dejar, quizás por un curso, todo lo que genera ruido e implica la dedicación de muchas horas pero que quizás no tiene una traslación directa en el aprendizaje: proyectos, grandes montajes... Nuestros alumnos necesitan estructura, trabajo, atención... y tendremos que suplir en la medida de lo posible las lagunas generadas por estos meses de interrupción de la actividad lectiva. Si para trabajar un conocimiento hay dos formas posibles, este año elegiría, sin lugar a dudas, la más sencilla.

Photo by Lisanto 李奕良 on Unsplash

Lo siento, pero discrepo totalmente con aquellos que afirman que, este curso, lo importante no son los contenidos, sino la "atención emocional". Lo siento, pero no estoy dispuesto a condenar a parte de los alumnos de esta generación a tener unas lagunas en su formación que arrastrarán durante toda su vida. Como comentaba Gregorio Luri, ¿estamos pensando en cómo recuperar todos los aprendizajes perdidos de estos meses? Yo no veo esto, sino solo una preocupación por abrir las escuelas y punto, sin ir más allá. La mejor atención emocional que podremos dar a nuestros alumnos es cumplir con la función académica de la escuela. Nuestros alumnos no necesitan "dinámicas grupales emocionales sobre el COVID-19", del cual oyen hablar en todas partes desde hace meses, sino de una escuela que les haga olvidar precisamente el tema que coge todo.

Y esto conecta con el tema de la presencialidad. La presencialidad, poder dar clase a tus alumnos, es un lujo. Y es la mejor opción para la mayoría. Hay una minoría, como destacaba Gregorio Luri, a los cuales por sus características personales, las de su familia o porque han podido alejarse de la indisciplina de algunas aulas, les ha ido bien, pero los demás necesitan de esa interacción cara a cara. Porque el aprendizaje online requiere de un grado de madurez y de conocimientos y habilidades previos que la mayoría de alumnos menores de edad no tienen. Fijaros en la plataforma de matemáticas americana: aunque tuvo cierto efecto en paliar la bajada de resultados, a la larga, su uso exclusivo provocó una bajada en los resultados de todos los alumnos, seguramente por el "cansancio digital". Aprovechemos esta presencialidad de la que se puede disfrutar todavía para progresar todo lo que podamos con ellos.

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