domingo, 30 de septiembre de 2018

Sobre filosofía de la educación (IV): Las dos grandes corrientes



Volvemos con otro post, en este caso sobre filosofía de la educación. Actualmente en el confuso panorama educativo en el que nos situamos podríamos afirmar, con sus matices, que existen 2 grandes corrientes de pensamiento de fondo las cuales es importante al menos conocer sobre cómo es el mundo y su cognoscibilidad por parte del hombre.

Una la conformaría el realismo educativo. El realismo educativo confía en el alcance y en las posibilidades de la razón humana en todas sus dimensiones. Hunde sus raíces en el pensamiento clásico de Sócrates, Platón y Aristóteles y es la cuna del pensamiento occidental. Los realistas consideran que el mundo es básicamente como aparece ante nosotros, y cree en la capacidad de la razón humana para conocer de forma objetiva aquello que nos rodea. Lo que percibimos como un árbol, una montaña, un perro... es lo que objetivamente es. Cuando aprehendemos la realidad lo hacemos conociéndola como esta realmente es. 

Como se ve, los realistas creen que el mundo existe independientemente de la mente humana y que es cognoscible por ella. Por supuesto que se puede profundizar en el conocimiento sobre el mundo, y que existen leyes físicas, biológicas... que puedan contradecir la experiencia a primera vista, pero confían en las posibilidades del conocimiento humano. El realismo educativo valora la importancia de que las humanidades y las ciencias vayan a una, como un conocimiento global del mundo y del hombre, y va desde la filosofía natural a la metafísica. El corpus cultural se ve como algo valioso, que vale la pena transmitir a la siguientes generaciones. Hasta finales del siglo XIX esta fue la corriente predominante en educación: la 'educación clásica'.

La otra corriente la configuraría el constructivismo, entendido como filosofía. Aquellos que toman esta postura en su versión más radical niegan la existencia de una verdad y de una realidad objetiva. Para el constructivismo radical, cada uno tiene y se construye su verdad, pero no existe una realidad externa objetiva. Este planteamiento se caracteriza por el inmanentismo: todo es discutible y no podemos estar seguros de conocer nada realmente. Esta postura tiene su origen en planteamientos como el idealismo de Hegel, para el cual no podemos tener certezas acerca de nuestro conocimiento del mundo. Otros pensadores como Jean Jacques Rousseau también participarían de esta visión y, ya en el siglo pasado, John Dewey fue uno de los principales receptores de esta filosofía, que extendería en todo el ámbito de la educación progresista.

Cuando uno parte del constructivismo filosófico, no se reconoce que exista una realidad independiente cognoscible por el hombre, la cual pueda ser conocida de forma objetiva y de forma ajustada a la realidad. Esto acaba siendo un carga de profundidad para el pensamiento humanista, y para todo el amplio corpus de conocimiento cultural, filosófico, literario, científico del que gozamos, ya que los importante acaba siendo exclusivamente la versión que se construya cada uno. Solo se acaba valorando la experiencia subjetiva.

Son dos corrientes con amplios matices, y que habría que confrontar con otras cuestiones como la visión que se tiene de la persona, de la sociedad... pero ya son suficientes para una cierta reflexión. 

Bibliografía:
- https://heightsforum.org/series_title/bring-back-reason/

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