miércoles, 22 de agosto de 2018

Tradición y progreso en educación (XX): Las políticas educativas del nuevo laborismo



El libro 'Progressively worse', de Robert Peal sirve para descubrir y conocer la historia y evolución de las ideas educativas durante el último siglo. Este es un tema muy interesante, porque ver la evolución del debate en un país vecino, el Reino Unido, nos puede servir para sacar comparar y contrastar su experiencia con nuestra situación actual. Hace varios post comenté el Informe Plowden, del cual destaqué que recogía muchas de las ideas que hoy, más de medio siglo después consideramos como totalmente novedosas. Hoy quiero comentar la descripción que se hace de las políticas educativas que llevó a cabo el nuevo laborismo de Tony Blair a partir del año 2000.

Peal empieza destacando que, durante esta etapa, los 'pedagogos' buscaron nuevos teorías y justificaciones para dar un nuevo impulso al modelo pedagógico mal llamado 'progresista' basado en el aprendizaje por descubrimiento, la libre decisión del alumno, etc. que hundía sus raíces en Dewey y compañía. Dos de las teorías más importantes que encontraron fueron las de las 'inteligencias múltiples' y la de los 'estilos de aprendizaje', que fueron utilizadas para justificar las nuevas modas alrededor del aprendizaje 'independiente' y 'personalizado'. A esto se le añadió una nueva 'fe del milenio', de que con el advenir del año 2000 y el cambio tecnológico había que centrarse en unas nuevas habilidades conocidas como las 'Habilidades del Siglo XXI'.

Una figura destacada fue Michael Barber, que fue uno de los principales consejeros del ministro David Blunkett. En un informe declaraba que había descubierto 'una comprensión teórica del niño y de la gente joven que ayudaría a los profesores en su tarea'. ¿Quién era el artífice de este descubrimiento revolucionario? Howard Gardner, profesor de Harvard.

En otros artículos del blog hemos hablado ya de Howard Gardner. En 1983, Gardner publicó el libro 'Frames of the mind' en el que señalaba que no existía una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias. Estas eran la espacial, la lingüística, la lógico-matemática, la corporal-cinestésica, la musical, la interpersonal y la intrapersonal. Esta teoría sería conocida como la de las 'Inteligencias múltiples' y más tarde la revisó, añadiendo otras como la naturalista, la existencial, la moral... No solo esto, sino que desarrolló '5 puertas' a través de las cuales podía ser enseñado cualquier tema escolar: estética, narrativa, lógico-cuantitativa, fundacional y experiencial.

Fue un mensaje que tuvo en seguida una gran difusión. Parecía que demostrase que los niños que fracasaban en el colegio era porque sus escuelas tenían un currículum tradicional y estrecho, que se centraba solo en las inteligencias lingüística y lógico-matemática, a expensas de otras posibilidades. Michael Barber concluía que la 'enseñanza tradicional', centrada en la clase magistral y los libros de texto, ignoraba a los alumnos que estaban motivados para aprender pero que tenían estilos de aprendizaje o inteligencias que no estaban en consonancia con las prácticas generalizadas. 

Como se ve, el objetivo era volver a atacar la clase dirigida por el profesor a todos los alumnos, esta vez vestido con la capa de una nueva justificación pseudocientífica. Las ideas de Gardner fueron recibidas con los brazos abiertos por pedagogos como Barber e influyeron de forma muy importante la formación de maestros, en las políticas escolares, en los planes de formación internos... El problema era que no existía ninguna evidencia que sugiriera que la revolucionaria teoría de Gardner fuera válida. Esta ya había sido criticada desde un punto de vista científico antes de que llegara a los colegios británicos: Robert Sterberg en 1983, Sandra Scarr en 1985, Hans Eysenck en 1994. Incluso Gardner la había criticado en cierta medida en su libro original 'Frames of the Mind': 

"Actualmente hay que admitir que la selección (o rechazo) de la inteligencia principal de un candidato recuerda más a un juicio artístico que a uno científico".

En 2004 Gardner mismo escribía que: "existe una evidencia reducida de teoría de las Inteligencias múltiples" y añadía que le gustaría que esa evidencia creciera. El emperador estaba diciendo abiertamente a sus súbditos que iba desnudo. ¿Cómo se hizo tan popular la teoría pseudocientífica de Howard Gardner, con poca evidencia científica acumulada? (Y podríamos añadir: ¿cómo sigue siendo hoy tan popular, cuando la evidencia sigue igual que hace 15 años?). Parece que ofrecía una nueva validación a algunos prejuicios muy antiguos contra las lecciones lideradas por el profesor.

Lo mismo podría decirse de los estilos de aprendizaje, que estuvieron de moda durante los años del nuevo laborismo. Muchos pedagogos los tomaron como referencia y elaboraron sus propias taxonomías de los diferentes estilos de aprendizaje. Según esta teoría, los diversos alumnos tienen perfiles cognitivos variados y están preparados para aprender de diferentes formas, bien a través de la vista, del sonido o del movimiento. Esto implica que todas las lecciones tengan actividades que encajen en los diversos 'estilos'. 

De este modo, se popularizó durante la década de los 2000 el insistir en que todas las lecciones ofrecieran oportunidades para los aprendices visuales, auditivos y cinestésicos. ¿Por qué? Porque era otra teoría que parecía probar que la instrucción dirigida por el maestro a todo el grupo era una mala estrategia, que solo beneficiaba a algunos alumnos. Así se multiplicaron los recursos basados en este enfoque: en el año 2005 existían más de 70 diferentes recursos educativos basados en los estilos de aprendizaje, con cuestionarios para que los profesores diagnosticasen el estilo de aprendizaje de cada alumno.

Los estilos de aprendizaje fueron desacreditados en la literatura académica ya en 1987, y amplias revisiones confirmaron esta conclusión en 1999 y en el 2004. En la última revisión se encontró que toda la evidencia independiente apuntaba a que no tenían ningún efecto, y que los únicos estudios que los apoyaban eran aquellos de personas que promovían sus teorías o productos específicos. Tanto los estilos de aprendizaje como las inteligencias múltiples fueron utilizados para justificar el 'aprendizaje personalizado', un concepto que dominó las políticas del nuevo laborismo durante muchos años. Este era presentado como la panacea y era descrito de la siguiente forma:

"Los aprendices son activos y curiosos: crean sus propias hipótesis, hacen sus propias preguntas, de dan soporte unos a otros, se ponen objetivos, monitorizan su progreso y experimentan con ideas para tomar riesgos, sabiendo que los errores y el quedarse atascado forman parte del aprendizaje"

Lo que no se mencionaba en ningún sitio era la enseñanza del profesor. La personalización no era ninguna teoría del aprendizaje, o un programa de reforma, sino que era la forma de presentar de una forma nueva las ideas que ya planteó en su día el informe Plowden o, yendo más atrás, Dewey, Rousseau...

El último referente que tomó el nuevo laborismo fue una insistencia constante en la futurología y, en concreto, en que la nueva velocidad del cambio tecnológico haría que las prácticas educativas tradicionales se volviesen inútiles. Este argumento (cosa que nos sonará) fue construido sin ninguna evidencia, con afirmaciones como que el conocimiento estaba pasado de moda, que la rapidez del cambio tecnológico hacía imposible decidir qué enseñar, que el conocimiento factual no tenía sentido con Internet... Las escuelas tendrían que centrarse en enseñar las 'habilidades del siglo XXI'. 

En esencia, se volvía a atacar el contenido académico, las disciplinas de aprendizaje: 'el currículum del siglo XXI no puede tener la transferencia de conocimiento en su corazón por la simple razón de que la selección de lo que se requiere se ha vuelto problemática en la era de la información'. Ya Dewey un siglo antes se había dedicado a la futurología, ponderando cuáles tenían que ser las 'habilidades del siglo XX'. Por aquel entonces (inicios del siglo XX) ya se decía que la máquina de escribir y la calculadora habían hecho la caligrafía y la aritmética innecesarias. En el nuevo milenio, los pedagogos estaban defendiendo que los métodos de enseñanza especialmente adecuados para el siglo XXI eran los mismos que habían fallado a los alumnos y hecho fracasar el sistema educativo desde los años 60. Era un gran ejemplo de la 'enfermedad camuflada como la medicina'. Muchos colegios durante la década de los 2000 implantaron esta visión solo para ver un rápido declinar en el éxito escolar, y muchos de ellos empezaron a perder alumnos e incluso tuvieron que cerrar.

Como se ve, hay ideas con las que existe un eterno retorno: se vuelven a plantear con nombres nuevos, y nuestro desconocimiento de la historia de la educación hace que volvamos a caer en ellas. El problema es que muchas de ellas parten de presupuestos ideológicos, y se hace muy difícil que pueda llegar a haber un verdadero diálogo que permita contrastarlas y valorarlas en su justa medida. Mientras tanto, aspectos fundamentales como el valor de la clase dirigida por el profesor, de las áreas de conocimiento, de la memoria... son dejados de lado.

Referencia: Progressively worse: The burden of bad ideas in British schools, de Robert Peal

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