martes, 29 de octubre de 2019

The Science of Learning, 77 Studies That Every Teacher Needs to Know: El estudio sobre la memoria



Este fin de semana pasado pude asistir al Research Ed de Roma; espero poder publicar en breve un artículo con mis impresiones del encuentro. Mientras tanto, quiero compartir un fantástico libro que he podido adquirir. Este se llama 'The Science of Learning: 77 Studies that every teacher needs to know" y tiene como autores a Bradley Busch y Edward Watson. Este manual recoge toda una serie de estudios 'básicos' que todo profesor debería conocer sobre temas tan diversos como la memoria, la práctica repetida, las expectativas, el coeficiente intelectual... y después de haberlo empezado a leer puedo decir que vale la pena. Además, cada estudio va acompañado de una buena infografía. No solo eso, sino que los autores tienen una web en la que van compartiendo algunos de los materiales que aparecen en el libro y desde la cual se pueden descargar algunos materiales. Vale la pena consultarla. Iré comentando y traduciendo en el blog algunos de los estudios que mencionan y que me parezcan más significativos e interesantes. Hoy, el primero sobre la importancia de la memoria.

Estudios que todo profesor ha de conocer

El estudio sobre la memoria





El estudio

En el año 2013, investigadores de la Universidad del Estado de Kent, de la de Duke, de la de Wisconsin y de la de Virginia publicaron una revisión de centenares de estudios para explorar qué estrategias es más probable que lleven al aprendizaje a largo plazo.

Las principales conclusiones

  1. Dos técnicas fueron valoradas como muy efectivas para mejorar la memoria a largo plazo: 
    • La práctica de recuerdo: en ella los estudiantes tienen que generar respuestas a preguntas. Esto incluye exámenes anteriores, preguntas de opción múltiple o llevar a cabo exámenes con forma de ensayo. 
    • Práctica distribuida: consiste en trabajar los temas, conceptos… en pequeñas partes y de forma distribuida a lo largo del curso en vez de hacer todo a la vez (acumulación). Básicamente, los estudiantes recuerdan más y mejor si distribuyen su aprendizaje y revisan el mismo material a lo largo de diversas clases. 
  2. Dos técnicas que se encontró que eran bastante efectivas: 
    • Preguntas elaborativas: preguntarse a un mismo “¿Por qué esto es verdadero?” o “¿Por qué se da este caso?” Esto ayuda a los estudiantes a pensar sobre el material y hacer conexiones de materiales previamente aprendidos. 
    • Práctica intercalada: intercalamos cuando, por ejemplo, mezclamos diferentes tipos de problemas para evitar así que se centren en hacer solo un tipo de problema. 
  3. Dos técnicas que se encontró que no eran de gran ayuda: 
    • Subrayar / resaltar: a pesar de ser una de las principales herramientas de muchos estudiantes, subrayar en muchas ocasiones no lleva al aprendizaje a largo plazo. 
    • Releer: aunque los estudiantes puedan pensar que se han aprendido algo después de leerlo y tener cierta familiaridad, esto no es tan beneficioso como pueda parecer.
Referencia: Dunlosky et al, 2013, Association for Psychological Science

Investigación relacionada

Numerosos investigadores de todo el mundo han llevado a cabo estudios para dar soporte a estos descubrimientos. Para que la práctica de recuerdo sea efectiva, tiene que ser llevada a cabo con tests o exámenes para el aprendizaje, de baja “inversión”, que no incrementen el nivel de estrés de los estudiantes y no sean utilizados para calificar y poner notas. Todavía no conocemos el tiempo óptimo que dejar entre sesiones para la práctica distribuida, lo cual es un tema que todavía estamos investigando.

Existe evidencia que sugiere que muchos estudiantes todavía prefieren usar estrategias que por lo que parece es poco probable que lleven a un mejor aprendizaje. Por ejemplo, existen estudios que apuntan al hecho de que a pesar de que lleva a peores resultados en los exámenes, los estudiantes muchas veces prefieren releer el material que otras estrategias más efectivas como hacer tests, quiz… A pesar de todo muchos continúan escuchando a música mientras estudian, a pesar de que esto no ayude.

Implicaciones en el aula

¿Cómo pueden los profesores usar estos descubrimientos? Variará según los alumnos o la materia que enseñemos. El efecto de la práctica de recuerdo se puede aprovechar a través de pequeños quiz o test al empezar o acabar las clases. De forma parecida, la práctica distribuida es importante.

Es importante que enseñemos a nuestros alumnos qué funciona y qué no. Cada minuto gastado subrayando o remarcando son 60 segundos que no se han dedicado a algo más efectivo. Como los autores de este estudio afirman, sería bueno que los profesores pudieran trabajar este tipo de técnicas desde diversas áreas y cursos.

Referencias:


domingo, 20 de octubre de 2019

14 mitos educativos que hay que conocer

Photo by Nicole Honeywill / Sincerely Media on Unsplash


El otro día, Anthony Radice publicó un interesantísimo post en el que detallaba y explicaba 14 mitos educativos que, por más que se intenta, se resisten a desaparecer. Su blog, que lleva el sugerente título de 'The Traditional Teacher: wisdom rediscovered for the twenty-first century', vale la pena seguirlo (él es profesor de inglés y de literatura). No me he podido resistir a traducir la lista que elaboró, por su interés y por la actualidad que estos tienen también en nuestro país:

Mito 1: Recuerdas mejor las cosas cuando las descubres por ti mismo

El aprendizaje por descubrimiento solo funciona cuando ya eres un experto. A nivel escolar, los alumnos necesitan una instrucción completamente guiada. Esto se debe al hecho de que el proceso de descubrimiento sobrecarga la memoria de trabajo. Los alumnos pueden estar implicados de forma intensa en proyectos de aprendizaje por horas y no aprender prácticamente nada.

Mito 2: Aprendes mejor con tu estilo preferido de aprendizaje

Este es uno de los mitos educativos más persistentes. Puede ser que prefiramos ciertas formas de aprendizaje sobre otras, pero esto no significa que sean las más efectivas. El método más efectivo de aprendizaje depende no tanto del que aprende como del material que hay que aprender.

Este mito es particularmente persistente porque apela a la verdad de sentido común de que todas las personas son diferentes: todos somos individuos únicos. Mientras que esto es cierto, la arquitectura del cerebro es consistente y, por tanto, las formas de aprendizaje más efectivas son consistentes y permanentes en diversos individuos. Todos tenemos una memoria de trabajo limitada y una memoria a largo plazo casi ilimitada.

Mito 3: Puedes mejorar tus habilidades generales de pensamiento

El pensamiento depende del conocimiento. Tu puedes pensar bien sobre algo de lo que sabes mucho. Las habilidades generales de pensamiento no existen. Las aplicaciones y actividades de 'entrenamiento cerebral' no son la panacea educativa que quieren aparentar.

Mito 4: Tú puedes medir el aprendizaje

El éxito de un alumno en una lección o test puntual no es ninguna garantía de que haya aprendido el material. Pueden obtener una calificación de 10 y olvidar todo lo aprendido en unos días o incluso horas. El aprendizaje a largo plazo solo tiene lugar a través de la práctica repetida, espaciada que no puede ser observada en una sola actividad de aplicación.

Mito 5: No es necesario memorizar ahora que tenemos Google

Tenemos que distinguir entre conocimiento e información. En Internet tenemos toneladas de información, pero no se convierte en conocimiento porque no la hemos asimilado en nuestras mentes. Es solo después de asimilarla que se convierte en conocimiento y podemos pensar sobre ella. Pensemos en la adquisición del lenguaje. ¿Es alguien capaz de expresarse en un lenguaje que no conoce si tiene que buscar la mayoría de palabras que necesita usar?

Mito 6: Como profesional, sé cuánta práctica necesitan mis alumnos

Como expertos en las materias que enseñamos, tendemos a subestimar la cantidad de práctica que necesitan nuestros alumnos. Cuanto mejor conocemos algo, más tendemos a asumir que otros lo aprenderán con poca práctica. Como un 'antídoto' a esta 'ceguera del experto', los profesores deberían de estudiar los materiales diseñados por Siegfried Engelman y su equipo, publicados por National Institute for Direct Instruction, que tienen un historial probado de éxito y basados en el principio de que las clases deberían de ser aproximadamente un 80% de revisión y el otro 20% de nuevo material.

Mito 7: Los alumnos aprenden mejor cuando se centran solo en una materia

Es mucho más relajante para los profesores estar un trimestre entero con un solo tema, pero es desastroso para el aprendizaje a largo plazo de los alumnos. Tenemos que intercalar los temas que estudiamos con revisiones habituales de temas anteriores, sino los alumnos no llevan a cabo la práctica que necesitan y su conocimiento del material previamente estudiado irá desapareciendo. De nuevo, es interesante estudiar los cursos de Direct Instruction para ver ejemplos de como intercalar materiales nuevos y viejos de forma efectiva. La DI utiliza un itinerario de aprendizaje que se basa en la práctica frecuente de materiales enseñados previamente.

Mito 8: Los alumnos aprenden más con experiencias memorables

Tenemos que distinguir entre la memoria episódica y la semántica. La memoria episódica esta formada por recuerdos de eventos. La memoria semántica, por su lado, es de información, independiente de experiencias asociadas. Es esta última, la memoria semántica, la que necesitamos para construir la memoria a largo plazo de nuestros alumnos. Si creamos clases que están llenas de experiencias muy variadas, los alumnos recordarán estas, pero no el material que las experiencias iban a enseñar en un principio. Su memoria de trabajo habrá estado pendiente de procesar las experiencias nuevas, con poco espacio para procesar y aprender el material nuevo que queríamos que se aprendiese.

Todavía más allá: si queremos maximizar el retorno de aprendizaje según el tiempo invertido, tenemos que establecer rutinas y ajustarnos a ellas, de forma que los alumnos puedan prestar el máximo de atención al material académico que queremos que aprendan y el mínimo de atención al método con el que se está aprendiendo.

Mito 9: Los alumnos necesitan aprender de sus errores

Aprendemos aquello que hacemos de forma repetida. Por ello, tenemos que prever en qué puntos de la lección pueden equivocarse los alumnos para asegurarnos de que comentan el mínimo número de errores. Si los alumnos dedican tiempo de clase a cometer errores, se volverán buenos en cometer errores, precisamente. Están aprendiendo, pero no aquello que nosotros queremos. Sus ideas equivocadas se asientan y se incrustan en su memoria a largo plazo, creando problemas que serán difíciles de deshacer posteriormente.

En una buena clase, los alumnos comenten pocos errores. Habitualmente, en curso de Direct Instruction, la mayoría de los alumnos consiguen un 10 en prácticamente todo el material porque todas las tareas que realizan son preparadas de forma concienzuda a través de la práctica repetida hasta que llegan a su dominio.

Mito 10: La comprensión es lo importante, no la memorización

Los alumnos pueden comprender algo sin haberlo dominado o ser capaces de aplicarlo de forma fluida. La mayoría de nuestros alumnos saben, por ejemplo, que los nombres propios tienen que llevar mayúsculas, pero muchos de ellos no aplican esta regla de forma consistente. Esto es porque no han practicado el poner mayúsculas a los nombres propios hasta que se ha convertido en un hábito. Cuando algo es memorizado a fondo y su recuerdo es automático, lo alumnos no tienen siquiera que pensar sobre ello. Necesitamos que los alumnos practiquen no solo hasta que lo hacen bien, sino hasta que no se equivocan.

Mito 11: Es una pérdida de tiempo para los alumnos repasar contenidos que ya han aprendido

Las cosas que conocemos realmente bien son cosas que hemos practicado incluso después de aprenderlas. Esto es lo que hacemos con nuestra lengua materna, hasta que llega el punto de que la conocemos también que no podemos olvidarla. Imagínate olvidar que ese mueble de 4 patas donde comemos se llama 'mesa'. No podríamos aunque lo intentáramos. Esta es la medida del auténtico dominio y no se consigue cambiando rápidamente de tema, sino a través del sobreaprendizaje.

Mito 12: Deberíamos de avanzar a los alumnos exitosos cuando obtienen el 100%

Los principios de la práctica repetida y el sobreaprendizaje se aplican a todo el mundo, independientemente de la habilidad. La mejor forma de entender esto es que hagas el esfuerzo de dominar un tema con el que no estés familiarizado. Eres un profesional inteligente. Fíjate solo en la cantidad de práctica que necesitas para dominar algo hasta que lo puedes aplicar de forma fluida. Y, ¿si algo te sale bien un día, significa ello que lo vayas a hacer bien el siguiente?

Mito 13: Los alumnos necesitan trabajar en grupos para desarrollar sus habilidades de trabajo en grupo

Las habilidades de trabajo en grupo se desarrollan de forma normal a través de las experiencias ordinarias y de cada día. Las clases deberíamos de dedicarlas a actividades que construyen conocimiento que los alumnos no adquirirán de otra forma.

Cuando un alumno es incapaz de trabajar en grupo, las causas suelen ser más morales que intelectuales. Los colegios han de enseñar a los alumnos virtudes como el autocontrol y la perseverancia de forma que el egoísmo o la pereza no les impida trabajar de forma productiva con otros.

Mito 13: Los profesores han de dejar que florezca la bondad natural de los niños

Este es uno de los mitos más dañinos y peligrosos, no solo en educación, sino de forma más amplia en nuestra cultura. Deriva de las idas de los escritores románticos, que sostenían que el niño era inocente y sagrado, y que creían que la educación formal interfería en su bondad natural.

Los niños no son 'buenos por naturaleza'. Necesitan que se les enseñen buenos hábitos. Han de practicar, por ejemplo, el autocontrol, como cuando un profesor les pide que escuchen en silencio les guste o no. Con el tiempo, a través de la práctica repetida, el autocontrol se convierte en un hábito que les servirá durante toda la vida,

No solo esto, si somos indulgentes con los niños y les permitimos que hagan lo que quieran, crecerán egoístas y perezosos, teniendo vidas infelices y poco exitosas.


El post original, aquí: 
https://thetraditionalteacher.wordpress.com/2019/10/14/fourteen-educational-myths/

domingo, 6 de octubre de 2019

Comentario sobre el artículo 'Background noise and Classroom Design': sobre la importancia de la atención para el aprendizaje

Fuente: https://www.weareteachers.com/curb-classroom-chatter/


Después de unas semanas desconectado, quiero volver comentando un interesante artículo escrito por la doctora Lucy Erickson en el blog 'The Learning scientists' en el que hablaba sobre el 'sonido de fondo', el ruido y sus efectos en el aprendizaje; el primero de una serie de 3 en los que hablará sobre los efectos del ruido y de las distracciones sobre el aprendizaje.

Erickson comienza destacando el hecho de que, si estamos estudiando para un examen importante, la mayoría de nosotros elegiríamos estudiar en una biblioteca antes que en una cafetería llena de gente. ¿Esto por qué? Porque el ruido, las distracciones... tienen numerosos efectos negativos: incrementar el estrés, la frustración... e incluso la presión sanguínea. Cita que existe evidencia de numerosos estudios con adultos para los cuales el ruido supone una disyunción del pensamiento, del razonamiento y de otros procesos cognitivos; y todos sabemos lo familiar que nos es la dificultad de concentrarnos en ambientes ruidosos. Y aquí pasa a destacar que la evidencia sobre los efectos en los niños pequeños es todavía mayor. A partir de este punto paso a traducir directamente el artículo original de Lucy Erickson que podéis consultar aquí:

"Dada la importancia que tiene el aprendizaje central en el desarrollo temprano del niño y la cantidad de transmisión de conocimiento que tiene lugar a través de la palabra, el hecho de que los niños de las diversas edades estén menos preparados para aprender del discurso oral con ruido de fondo es particularmente preocupante. Consecuentemente, limitar el ruido de fondo en los ambientes de los niños debería de ser una prioridad fundamental, si el objetivo es crear ambientes de aprendizaje óptimos".

Pensemos un momento: ¿tenemos esto en cuenta? Más de una vez he oído a alguien al pasar al lado una clase en la que había ruido, conversaciones, etc. que, si se oía ruido, ello significaba que había aprendizaje. Por contra, si había silencio era difícil que estuviera teniendo lugar cualquier tipo de aprendizaje. ¿Estamos seguros? Sigue el artículo:

"A la luz de la evidencia que muestra los efectos negativos del ruido, ¿por qué ha habido un incremento en el uso de clases abiertas y de espacios de trabajo también abiertos tanto para niños como para adultos? La idea detrás de las clases y espacios abiertos era que quitar las paredes incrementaría la colaboración. A pesar de que incrementar la cooperación puede ser un objetivo valioso, una consecuencia no pensada de 'quitar las paredes' son espacios de trabajos muy ruidosos y molestos. Esto es un ejemplo de cómo un tipo de evidencia es utilizado para justificar un cambio educativo sin considerar otros factores"

Esto es algo que nos deberíamos de plantear. ¿Son los espacios abiertos el mejor ambiente para el aprendizaje? ¿Espacios en los que todo sea trabajo en grupo, en los que haya conversación música, ruido de moverse por el aula? No niego las bondades que puede tener un aula con forma de anfiteatro para trabajar, por ejemplo, el teatro. O un buen aula o espacio para practicar la educación física. E incluso un aula con mesas para poder trabajar en grupo y que facilite la interacción cara a cara. ¿Pero, nos planteamos el fondo de las cosas? Porque para gran parte de los aprendizajes lo que hace falta es, por contra, silencio, lectura atenta, atención: para aprender a leer, a escribir, las matemáticas... ¿A qué viene esta fiebre por 'tirar las paredes'? Se presentan como 'transformaciones educativas' cambios que no son sino decisiones poco pensadas.

Además, seguramente nuestros alumnos necesiten cada vez más, espacios de silencio, de tranquilidad... Espacios que les ayuden a alejarse del torbellino del mundo digital y de la inmediatez en el que viven constantemente sumergidos. No solo eso. Cualquiera que conoce las ideas básicas de la psicología cognitiva sabe que la memoria de trabajo, elemento fundamental a través del cual pasa todo nuestro aprendizaje, no puede atender a más que un número limitado de elementos a la vez. Y el ruido, la música de fondo, etc., nos la limitan. ¿Tenemos esto presente cuando planteamos nuestras clases?

Y acaba:

"Ya que las habilidades auditivas básicas maduran de forma bastante temprana, algunos investigadores sospechan que unas habilidades pobres de atención podrían ser las culpables de las dificultades de escuchar con ruido. A diferencia de las habilidades auditivas básicas, la habilidad de dirigir la atención de forma selectiva es una habilidad que madura lentamente en los alumnos y es de vital importancia para el aprendizaje. Si las dificultades con la atención son en gran parte responsables de los problemas para escuchar y aprender con ruido de fondo, esto tiene implicaciones en cómo tenemos que pensar sobre los ambientes que resultarán en unos mejores resultados de aprendizaje para nuestros alumnos. Además de ser ruidosas, muchas clases y guarderías tienen a ser caóticas y visualmente desorganizadas, y la investigación justo está empezando a sugerir que la sobrecarga de elementos visuales o el desorden pueden tener también un gran impacto"

Lucy Erickson realiza reflexión muy interesante, que ya hemos comentado otras veces en el blog: deberíamos de tener más en cuenta la importancia de la atención, y si nuestras prácticas educativas realmente facilitan su desarrollo. ¿Nos preocupamos por desarrollar la capacidad de escuchar y de atender de nuestros alumnos? ¿Somos conscientes que el uso de espacios abiertos, de dispositivos electrónicos o de determinadas dinámicas tiene un efecto sobre esta? Plantearse estas preguntas a fondo es importante, especialmente si queremos que las experiencias educativas que llevemos a cabo en nuestras aulas sean precisamente eso, educativas, y lleven al aprendizaje. En este, como en tantos otros temas, tendemos a dejarnos llevar por las modas, sin tener en cuenta su evidencia y si realmente o no serán buenas para nuestros alumnos. Valdrá la pena seguir los siguientes artículos de Lucy Erickson en The Learning Scientists.

Post original: