En el último artículo sobre 'Progressively Worse', de Robert Peal, se comentaron las ideas que el autor inglés considera que están en la base de la crisis educativa. El siguiente apartado del último capítulo lo dedica a explicar las ideas, métodos didácticos... que sí que muestran evidencia de resultados.
Empieza afirmando que 'la investigación empírica en educación se ha visto dificultada porque prácticamente cualquier método didáctico puede demostrarse que funciona'. Esto es, en gran parte, cierto. Con casi cualquier estrategia didáctica, aunque sea la menos adecuada para un alumno o una edad determinadas, habrá algún alumno que aprenda. Pero, como dice el profesor John Hattie de la Universidad de Melbourne, los profesores tienen que esforzarse por discernir más cuando se es presenta la 'evidencia' de un nuevo método educativo exitoso, preguntándose no solo si funciona, sino si obtiene resultados 'sobre la media', que valgan la pena.
El trabajo de John Hattie es discutido, ya que basa su investigación en la síntesis de metaanálisis de diversos estudios, de los cuales algunos son discutidos por lo que se refiere a validez, número... Greg Ashman, por ejemplo, plantea algunas críticas al trabajo de Hattie en su blog 'Filling the Pail'. A pesar de que pueda ser discutido, creo que en el contexto educativo actual tenemos que, como mínimo, valorar su trabajo, ya que nace del resumen de más de 50.000 estudios individuales de investigación y de un número aproximado de 240 millones de estudiantes.
Para comparar las diferentes 'influencias', Hattie asigna a cada una un 'tamaño de efecto', calculado a partir de la mejora media en los resultados académicos de los alumnos y de la división de este resultado por la diferencia o desviación estándar. Después de esto, Hattie clasifica los efectos de más de 140 influencias diferentes. La media de efecto queda alrededor de 0.4, punto que Hattie define como el mínimo a partir del cual una influencia puede ser considerada como efectiva. A partir de 0.6 las considerará como 'altamente efectivas'. Publicado por vez primera en 2.009, es considerado como el 'Santo Grial' de la investigación educativa y desde el principio ha sido una publicación controvertida, porque confronta muchas de las ideas del 'establishment educativo'.
El libro de Hattie contiene la siguiente tabla, que compara los métodos didácticos basados en el maestro como 'activador' (con una gran responsabilidad sobre el aprendizaje del alumno) con aquellos basados en la visión constructivista del maestro como facilitador. El resultado es contundente:
Hattie es crítico con la teoría constructivista de la enseñanza, que es el pensamiento que está en la base de la práctica centrada en los intereses del niño. Esto no significa que apoye una alternativa de mero didacticismo. El modelo de Hattie de 'Visible learning' sitúa al profesor como responsable de lo que sucede en el aula, teniendo en cuenta a la misma vez el progreso realizado por los alumnos y ajustando así su enseñanza a este. De este modo, destaca que los maestros tienen que ser 'directores del aprendizaje' más que 'facilitadores':
"El constructivismo es, demasiado a menudo, visto desde los términos de planteamientos didácticos centrados en el niño como el aprendizaje por descubrimiento, el aprendizaje basado en problemas y el aprendizaje basado en tareas, y se suelen usar palabras como 'auténtico', 'descubrimiento', 'aprendizaje de motivación intrínseca'... Este tipo de frases están la mayoría directamente opuestas a la receta exitosa para enseñar y aprender".
Más adelante Hattie destaca la dominancia de las ideas constructivistas, con una fundamentación empírica fallida, en la formación de profesores. Explica la efectividad de la conocida como 'Direct Instruction', un método de enseñanza totalmente estructurado y dirigido por el maestro que se originó en los años 60 en América y que ha sido totalmente ignorado en la mayoría de los círculos educativos. Y dice:
"Todos los años hago clases a estudiantes de magisterio y me encuentro con que ya están adoctrinados con el mantra 'constructivismo bueno, instrucción directa mala'. Cuando les muestro los resultados de estos metaanálisis se sorprenden, y habitualmente se enfadan por haber aceptado de forma acrítica una serie de verdades y mandatos contra la instrucción directa".
Cuando uno se fija en los tamaños de efecto de los rankings de Hattie, uno se da cuenta de la contradicción que suponen los bajos resultados de las metodologías centradas en el niño. En cambio, la práctica repetitiva en áreas como matemáticas o lenguas para adquirir la fluidez y automaticidad necesarias tiene un efecto del 0.71; lo mismo pasa con los 'ejemplos trabajados', que tienden a ser dejados de lado en matemáticas como pasivos y superficiales, cuyo tamaño de efecto es de 0.57.
El programa didáctico 'Direct Instruction' (que como he explicado en este artículo es una de las posibles concreciones de las prácticas basadas en la instrucción directa) fue elaborado por un ejecutivo publicidad, Englemann, que era un 'outsider' del pensamiento educativo americano. Gracias a esto no se vio influenciado por el pensamiento de Dewey y Piaget. Desarrolló una serie de clases altamente estructuradas que seguían una estructura de siete pasos: explicar los objetivos de aprendizaje, explicar los criterios de éxito, involucrar al alumnado, presentar la lección, práctica guiada, cierre y práctica independiente.
Este programa fue valorado en el marco del proyecto 'Follow Through', el experimento educativo más amplio llevado a cabo en la historia durante la presidencia de Johnson. Era un estudio controlado, longitudinal que buscaba acabar con las reivindicaciones contrarias de éxito que planteaban métodos educativos diferentes. Costó medio billón de dólares e involucró a 10.000 estudiantes de bajos recursos de 180 comunidades diferentes. Se testaron 9 modelos de enseñanza diferentes. Dos de los modelos (uno de ellos la 'Direct Instruction') eran guiados por el profesor, otro era la enseñanza bilingüe y los otros 6 eran en diversos grados 'progresistas'; programas centrados en el niño inspirados en Piaget, Montessori y Dewey. Al cabo de un tiepo los alumnos fueron examinados de lectura, lenguaje, matemáticas y ortografía, y de medidas 'afectivas' como la autoestima del alumno. Los resultados fueron comparados los unos con los otros y con escuelas que ejercían de grupo de control.
La 'Direct Instruction' consiguió la primera plaza en prácticamente todos los objetivos medidos. En las habilidades académicas la 'Direct Instruction' fue el único método que lo hizo significativamente mejor que los grupos de control, superando ampliamente al resto de métodos. 5 de estos consiguieron resultados inferiores a los de los grupos de control, siendo el peor el Piagetiano 'Currículum cognitivo' y el altamente progresista 'Modelo abierto de educación'. La 'Direct Instruction' superó al resto de modelos incluso en las medidas 'afectivas', con alumnos que reportaban niveles altos de autoestima.
Uno se esperaría que un estudio de este tipo habría hecho cambiar el panorama educativo en América; pues no. El 'establishment' desacreditó el estudio arguyendo que los grupos de control no habían sido bien elegidos y que los modelos no se habían llegado a implementar bien. También afirmó que los estudiantes de la 'Direct Instruction' no desarrollaban la capacidad de pensar independientemente. De esta forma, el estudio 'Project Follow Trough' fue borrado de muchos libros de historia de la educación por académicos para los cuales suponía poner en jaque sus ideas educativas.
Como se ve, la investigación educativa más amplia llevada a cabo y el más ambicioso de los metaanálisis de la investigación educativa actual han demostrado que la instrucción dirigida por el maestro es la más efectiva para enseñar. Esto debería de significar que, al menos, se acabara con la desaprobación de las ideas de la instrucción dirigida por el maestro, y que se optará por aquellos métodos y estrategias que aseguren los mejores resultados para los alumnos.
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