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Hace unos días, John Kenny publicó un interesante artículo en su blog titulado 'Cómo pensar sobre pedagogía'. Kenny entiende la pedagogía en el que debiera de ser su sentido original, como la práctica de la didáctica en el aula. He querido traducirlo porque me pareció muy interesante y porque hacerlo me ayuda a afianzar las ideas principales.
Cómo pensar sobre la enseñanza
La pedagogía es la práctica de la enseñanza, es lo que los estudiantes llevan a cabo en el aula. La gran influencia que tienen los profesores en el aprendizaje de los alumnos hace de la pedagogía un tema fundamental. Existen ideas muy diversas sobre qué es la pedagogía y sobre lo que esta estudia e intenta conseguir. Es un término que puede ser muy vago.
A Jo Facer, directora de una escuela de secundaria, le encanta la simplicidad. Describe de forma muy elocuente cómo el pedagogismo y el metodologismo educativo complican la pedagogía en detrimento del aprendizaje. Afirma que esto ha llevado a un despliegue de malas prácticas pedagógicas que manifiestan de formas muy diversas. La epistemología como pedagogía es un ejemplo evidente de esto: la idea de que la epistemología de una disciplina debe de ser utilizada como una práctica pedagógica. Este es un planteamiento pedagógico muy de moda en los ambientes australianos de enseñanza de las ciencias, donde es popular fomentar que los alumnos piensen y se involucren como pequeños científicos. Este planteamiento parte de una comprensión confusa de cómo aprenden mejor los estudiantes.
La idea de fondo de Facer es que nuestra comprensión de cómo ha de ser el aprendizaje se ha vuelto demasiado complicada. Como solución, apuesta por la simplicidad. Recomienda que cuando pensemos sobre la pedagogía nos fijemos principalmente en tres aspectos:
1) La atención - ¿Los alumnos están escuchando ?
2) La comprensión - ¿Los alumnos están entendiendo?
3) La memoria - ¿Los alumnos están recordando?
Si a la hora de pensar en nuestra enseñanza nos fijamos en estos 3 aspectos, será más fácil ver si lo que estamos haciendo es efectivo y significativo.
1) La atención - ¿Los alumnos están escuchando ?
Si los alumnos no escuchan a lo que el profesor está explicando, no aprenderán mucho. Aunque parezca una perogrullada, sabemos que los estudiantes tienen que prestar atención a lo que explica el profesor, porque el andamiaje y la ayuda que suponen sus explicaciones tienen un gran impacto en su aprendizaje. Escuchar es algo fundamental y está íntimamente ligado con la creación de las condiciones óptimas de aprendizaje.
Eliminar las distracciones debería de ser la primera prioridad en la mayoría de clases. La gestión del comportamiento tienen un rol importante en esto. El comportamiento de los compañeros tienen un impacto muy significativo en la atención de los alumnos: desde las muestras evidentes de mal comportamiento a las conversaciones en voz baja sobre el nuevo diseño de los niveles del Mario Kart. Si los alumnos son distraídos constantemente, no aprenderán mucho. En este sentido, la gestión del comportamiento ha de ir dirigida a eliminar las distracciones y promover la atención.
Las rutinas y normas de participación del profesor son muy importantes. Una norma de participación crucial y habitualmente ignorada es la expectativa de que los alumnos mantengan sus ojos en el profesor o estudiante mientras él o ella hablan. Otra norma efectiva y sencilla es el uso de una regla para seguir la lectura de un libro en un grupo o en la clase. En primaria, el uso de pizarras blancas para participar o de elementos parecidos es particularmente necesario, e influye de forma muy destacada en la atención. Para establecer y mantener estar normas, los profesores tienen que usar la gestión del comportamiento con sentido, estableciendo y manteniendo normas que ayuden a los alumnos y alumnas a mantener la atención.
La entrada en silencio a la clase es una de las rutinas más efectivas que utilizo. Las cosas siempre se complican en los patios y la hora del comedor. Volver a la clase en silencio ayuda a eliminar las distracciones y a concentrarse desde antes de entrar. Para practicarlo, suelo empezar el año con actividades que permitan automatizar las rutinas, como trabajar de forma explícita el proceso de, de una situación de estar de pie, sentarse y escuchar al profesor. Es muy importante practicar estas rutinas hasta que se hacen totalmente automáticas. Una vez que lo son, valen la pena.
Una vez que las distracciones han sido eliminadas en su mayoría y que existen una serie de normas y rutinas de participación, lo siguiente es asegurar que los alumnos escuchen. Es todavía posible que los estudiantes estén distraídos de forma pasiva. ¿Están siguiendo la clase o están pensando en la partida de Fortnite de esta noche? Aquí es donde el hacer preguntas tiene su papel. Los profesores tenemos que preguntar de forma frecuente, de forma que los alumnos comprendan que se espera de ellos que atiendan a lo que se enseña y que se espera de ellos que den cuenta de su atención. Preguntarles con una rutina de manos no levantadas ayuda a ello. Hacer preguntas con este objetivo no es lo mismo que hacerlo par comprobar si entiende las cosas, pero si cogemos el hábito de preguntar habitualmente, cubriremos los dos propósitos.
2) La comprensión - ¿Los alumnos están entendiendo ?
Antes que nada, conseguir que los alumnos comprendan está relacionado con comunicar la información de forma precisa y no ambigua. Queremos que los alumnos deduzcan que solo hay una posible interpretación de una idea. La mejor forma de conseguir esto es seguir los principios de la instrucción explícita. Necesitamos presentar la información de forma clara y en pequeños pasos, utilizando ejemplos y contraejemplos (modelos), y posibilitar un montón de práctica guiada con el necesario soporte. Trabajar de otra forma mientras los alumnos no han adquirido una base estándar de conocimiento solo dificultará la comprensión.
Los estudiantes pueden estar prestando atención a lo que se está comunicando pero aprendiendo muy poco porque no comprenden. Esto puede pasar incluso si la explicación es ejemplar y está muy bien echa. En primaria (y siento decir que también en secundaria), muchos alumnos no han conseguido aprender a comunicar de forma precisa y segura sus faltas de comprensión y problemas. Esto puede ser porque no sean plenamente conscientes de lo bueno que es compartir sus ideas equivocadas, porque estén nerviosos de hablar en público o porque, simplemente, no sean conscientes de que no entienden algo.
Dado que no podemos fiarnos de manera fiable de que los alumnos nos comuniquen que no entienden algo, nuestra práctica didáctica tiene que ir dirigida a hacer salir a la luz estas faltas de comprensión. La piedra fundacional de la comprobación de la comprensión es evitar esa autoevaluación que es errónea en muchas ocasiones.
Profesor: okay, estos son los fundamentos de la estructura celular. ¿Todo el mundo tiene clara la diferencia entre las células humanas y animales?
Alumnos: ahh, sí
Profesor: bien, sigamos ahora con el papel de los cloroplastos
(De Enseña como un campeón)
Este es un ejemplo de lo que no hay que hacer. Si aceptamos la idea de que los estudiantes no pueden comunicar en muchas ocasiones de una forma precisa y segura lo que no comprenden, no podemos pedirles que se autoevalúen. En vez de eso, deberíamos de pensar preguntas concretar, abiertas, estratégicas, dirigidas a una muestra estratégica de la clase y ejecutadas en un espacio corto de tiempo (Lemov, Enseña como un campeón, capítulo 1). Planificar las preguntas antes de la clase y dirigirlas a los alumnos de forma estratégica -siendo claro en a quién preguntamos y el porqué- nos dará una imagen ajustada de la comprensión.
El último paso al comprobar si nuestros alumnos han comprendido es ampliar la muestra. Cuanto más grande, más fiable. Los estudiantes necesitan toneladas de práctica guiada. En casi todas las clases, los alumnos utilizan pizarras blancas para contestar preguntas clave y enseñarme su trabajo. Esto me ayuda a ver si los alumnos están teniendo claro cómo trabajar de forma independiente. Es importante pensar en técnicas que nos ayuden a recoger datos válidos y fiables de la comprensión de nuestros alumnos (de todos, no solo de los inteligentes).
3) La memoria - ¿Los alumnos están recordando?
Una buena definición del aprendizaje es "un cambio en la memoria a largo plazo". Los alumnos pueden demostrar comprensión y completar trabajo de forma independiente con éxito pero aprender muy poco. Esto pasa porque el olvido perjudica el aprendizaje. La memoria es la parte más descuidada y abandonada de la enseñanza. Es olvidada porque tanto la memoria como el olvido no son bien comprendidos y repasar material, simplemente, no es "sexy". Aprender algo nuevo es excitante; repasar un material 5, 10 o 20 veces no lo es. Esto requiere sudor y trabajo duro.
La enseñanza en el aula ha de ir dirigida a fomentar la memoria a largo plazo. Tiene que combatir la curva del olvido. Tenemos que llevar a cabo prácticas que:
1) Ayuden a los alumnos a recordar
2) Comprueben que recuerdan a través de valorar su conocimiento y habilidades
En primaria, prácticamente todos los alumnos necesita un repaso estructurado en cualquier clase. Esto es porque no tienen las habilidades académicas para llevar a cabo un repaso por ellos mismos de una forma eficiente y, si no repasamos con ellos lo aprendido, lo olvidarán fácilmente. Estos repasos altamente estructurados tienen que seguir dos reglas de oro: el recuerdo activo y la práctica espaciada. Los alumnos tienen que estar activos durante el repaso. Tienen que estar haciendo el trabajo cognitivo. Necesitan también recordar la cosas de forma recurrente a lo largo del tiempo; de forma ideal, debieran de repasar las cosas justo cuando las estuviesen olvidando. Esto maximizaría su aprendizaje.
El trabajo llevado a cabo en la Bentleigh West Primary School, una escuela pública de Victoria, me ha ayudado a entender cómo el repaso diario puede funcionar en primaria. Su estrategia de repaso es muy buena porque han pensado a fondo cómo podían aplicar estos dos principios: recuerdo activo y práctica espaciada en el contexto de una clase de primaria. Tienen un aprovechamiento del tiempo increíble. He escrito sobre ellos y recomiendo leer y ver los vídeos del profesor Dave Morkunas en que lleva a cabo estos repasos diarios.
Una vez que el material ha sido comprendido y repasado de forma habitual, es importante evaluar que este conocimiento se mantenga a lo largo del tiempo. Aquí es donde entra la evaluación. Un error común es pensar que se evalúa un material una vez, se pone una nota y nunca más se evalúa. Es un error. Para evitarlo, Jo Facer recomienda la evaluación retrospectiva, de incluir en los temas que se trabajen cosas de temas anteriores también. White Rose Maths hace esto y en las evaluaciones que lleva a cabo incluye preguntas de materiales aprendidos en años previos al actual. Esto incluye preguntas de prerrequisitos para aprendizajes actuales. Esta idea la tienen muy en mente.
La comprensión sencilla y simple de Jo Facer de la enseñanza es un soplo de aire fresco y es cierta. Centrarnos en la atención, la comprensión y la memoria nos ayuda a enfocar nuestra práctica docente. Es una buena manera de valorar la efectividad de nuestras clases y de identificar ámbitos de mejora. Por lo tanto, recordemos: ¿Están escuchando? ¿Están aprendiendo? ¿Están recordando?
Bibliografía:
- Post original de John Kenny: https://johnkennyweb.wordpress.com/2020/05/04/how-to-think-about-pedagogy/
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