Desde hace tiempo quería escribir sobre el valor y la utilidad que tienen los libros de texto. Estos son un gran recurso que ayuda a los alumnos a situarse, a tener un marco claro de referencia y son de mucha utilidad para los profesores.
En primer lugar, la utilización de libros de texto permite trabajar en profundidad el currículum. Estos, al menos en el caso español, son mucho más completos que los currículums vagos que tenemos en los diversos niveles. En ellos trabajan expertos que concretan los contenidos genéricos que acostumbran a aparecer en los currículums competenciales. Sí, hay que desarrollar la competencia de expresión escrita, pero para ello es necesario aprender y dominar contenidos que no se concretan en nuestro currículum, como el dominio de la sintaxis, los diversos géneros literarios, el vocabulario, la ortografía... Lo mismo pasa con la lectura, con las matemáticas, con las ciencias naturales... Es en los libros de texto donde estos se concretan y donde se suele ofrecer abundante práctica, repaso, actividades de evaluación...
Luego, los libros de texto ahorran también trabajo al profesorado. Los maestros no somos creadores o editores de contenido. Hay personas que por sus habilidades serán capaces de desarrollar materiales de cierta calidad, pero la mayoría del profesorado no lo será. En la mayoría de ocasiones, los materiales creados por las editoriales superan a los hechos por el profesorado. El tener un buen material permite al profesor ajustarlo a las necesidades de su grupo, el incidir más o menos en un tema.
Están, en tercer lugar, los alumnos. A los alumnos les ayuda muchísimo saber que tienen un manual, un libro... que pueden consultar para repasar aquel contenido trabajado, para practicar más si ven que tienen alguna dificultad. Aún más, ¡a la mayoría de alumnos les encantan los libros de texto! Todavía recuerdo el trabajo con los manuales de geografía e historia en secundaria, el cómo pasaba páginas para ver qué aprenderíamos en las siguientes lecciones. A los niños les suele encantar completar un libro y empezar uno nuevo.
No solo eso, sino que para ellos el libro de texto es como un 'ancla', que les permite no perderse en el progreso de una asignatura. Es un referente material, que les ayuda a saber dónde están en cada momento y que les ayuda, también a nivel emocional (tanto para bien como para mal), para retener los conocimientos. Desde ese tema de ciencias sobre los animales que les apasiona, al tedioso estudio de las capas geológicas de la tierra.
¿Significa esto que los libros de texto han de ser el único recurso? No. Los profesores noveles seguramente se apoyarán más que aquellos que tengan más experiencia, pero estos se pueden combinar con otros recursos: vídeos, presentaciones, juegos, áudios... el buen profesor adaptará los contenidos y el programa del libro de texto a las características de su grupo y de sus alumnos, buscando maximizar el aprendizaje de todos ellos. Y quizás no hará falta utilizar libro de texto en todas las áreas: educación física, educación plástica... pueden ser algunas de las asignaturas en que no sea necesario y sea mejor una programación propia desarrollada por el equipo de profesores.
Ahora bien, para valorar el libro de texto, hay que empezar por dar un valor el currículum, y reconocer la función académica de la escuela, de que existen una serie de aprendizajes culturales, científicos... que vale la pena que todos los alumnos sepan y conozcan. En este contexto, el libro de texto es un fantástico invento para organizarlos y secuenciarlos. En cambio, si se parte de la idea de que cada alumno ha de elegir libremente sus aprendizajes (aquello que le interesa), difícilmente será valorado. La finalidad académica de la escuela es una de las grandes criticadas hoy en día.
No se suele decir en voz alta pero uno de los factores que ha definido el éxito de Finlandia y que ha permitido que siga en los primeros puestos de resultados educativos, ha sido el uso de libros de texto. En Finlandia se siguen de una forma rigurosa y constante que sorprendería aquí en España. Lo mismo pasa con los países asiáticos: China, Singapur, Corea... Son países con currículums claros y definidos en los que se investiga e invierte en el desarrollo de manuales de alta calidad que permitan el aprendizaje de todos los alumnos. ¿Y que tienen? Muchos libros de texto desde las primeras edades (como describe Lucy Crehan en su libro Cleverlands, uno de los siguientes que quiero leer). Quizás deberíamos de aprender de ellos...
2 comentarios:
Querido Andrés, me estoy especializando en impertinencias. Aquí va la de hoy: si "curriculum", "curricula"; si "currículo", "currículos". Es decir, si el singular va en latín, el plural debe ir también en latín. Me parece. Un abrazo, amigo, y perdona la nueva impertinencia.
Cierto Salustiano, a nivel oficial solo está aceptado el uso de currículum como sinónimo de 'curriculum vitae', y no se podría utilizar el plural 'curricula'. Al hablar de educación debería de usarse 'currículo' y 'currículos'.
Soy consciente de ello; sin embargo, en la mayoría de debates educativos, post que he ido leyendo... se usa cada vez más. Como este blog solo pretende ser un espacio de debate, he ido utilizando esta forma (cambiarlo ahora sería mucho trabajo). Ahora bien, en un artículo formal o de investigación usaría las normativas.
Gracias por el comentario,
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