Hace unas semanas me pude acabar el libro 'Hiperpaternidad', de Eva Millet. Me ha parecido un gran libro, y lo recomendaría tanto a padres como a profesores, ya que da clave importantes para entender los comportamientos de muchas familias y poderlas ayudar. La hiperpaternidad es, en el fondo, esa tendencia de gran parte de las familias de hoy en día a sobreproteger a los hijos, buscando que sean felices y no tengan ningún problema, que acaba creando niños miedosos, con poca resistencia a la frustración...
El libro empieza con una explicación de cómo se ha llegado hasta este punto. Como explica la autora, la hiperprotección de los hijos era algo muy raro hasta hace 20 años, y durante las últimas décadas se ha ido multiplicando de forma exponencial. Paso a paso, va detallando las claves que a su juicio han llevado a la situación actual:
1. El cordón umbilical tecnológico: el que hoy en día haya mil dispositivos (móviles, tabletas,...) con los que controlar a los hijos.
2. Los hijos como símbolo de estatus económico y social.
3. La infancia como campo de entrenamiento: una continua gincana de extraescolares, partidos, reuniones...
4. Explica qué caracteriza la hiperpaternidad: el hablar en plural de los hijos, el quitar la razón a los maestros, entrenadores, la búsqueda de la escuela perfecta....
La descripción que realiza de los diversos tipos de padres hiperprotectores es muy divertida: los padres bocadillo, los padres helicóptero, las madres tigre, los chófer... Seguro que con algunos de ellos nos hemos encontrado alguna vez.
Pero el libro no se queda solo en la denuncia, sino que propone también soluciones para mejorar:
- Practicar el underparenting: no hacer cosas que los niños pueden hacer solos. Pone un ejemplo tan básico como el cogerles la mochila al salir del colegio. Si te pones en la entrada del colegio cualquier día de clase, ¡es una cosa que hacen cantidad de padres y madres! ¿No puede un niño de primaria llevar su mochila hasta el coche o el autobús?
- Hacerles las preguntas justas y necesarias:
¿Cómo estás? ¿Qué tal el día?: OK
¿Quieres Dalsy? ¿Quieres cenar pescado?: NO
- Dejarles autonomía, no sustituirlos con las tareas.
- Permitir que aprendan a frustrarse. ¡Cuando algo sea no, se mantiene!
Y más cosas... No explico más porque me parece interesante la lectura del libro y no quiero fastidiárselo a nadie. Yo ya le he recomendado a algunas familias que se lo compren y lo lean: ¡vale la pena!
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