domingo, 1 de marzo de 2020

Un apunte sobre algunas de las nuevas políticas educativas del gobierno británico



La situación del panorama educativo no es igual en todos los países europeos, como he podido comentar ya en alguna ocasión en el blog. En España, tengo la sensación de que vamos siempre como mínimos unos 5 años por detrás de otros países europeos.

Ayer leí una noticia sobre el Reino Unido que me llamó la atención. Y me llamó la atención porque sería inimaginable que, en España o en Cataluña, los representantes del Ministerio o la Conselleria de educación afirmaran algo parecido.

Gavin Williamson (aquí podéis escucharlo hablando sobre el tema) es secretario de educación del nuevo gobierno Tory, conservador, británico, y se publicaba que apostaba por una medida de choque de unos 10 millones de libras destinada a fomentar la creación de una cultura académica y de exigencia en los colegios, con medidas como la prohibición de los teléfonos móviles o el que exista un ambiente de silencio y tranquilidad en los pasillos.

Esta medida de Williamson busca extender al mayor número posible de escuelas medidas y una cultura de la exigencia que forma parte de los colegios tradicionales privados ingleses, pero que, quitando excepciones como Michaela Community School, no ha llegado a la mayor parte de colegios públicos o sostenidos por el estado británicos.

Si medidas parecidas las hubieran propuesto algún político o grupo político en España o en Cataluña, sería muy posible que hubiera ya una campaña en los medios contra ellos. ¿Nos damos cuenta, pero, de lo importantes que son? Es muchas veces en los pasillos, cuando no hay ningún profesor que pueda controlar, en el uso por parte de los alumnos del móvil en el colegio, cuando se acaban produciendo esas situaciones de acoso. Y son precisamente los alumnos con más dificultades, que quizás por su contexto socieconómico no tienen la suerte de tener un ambiente cultural y familiar tranquilo y rico en casa los que necesitan más que la escuela sea ese espacio culturalmente rico, exigente, donde puedan vivir y recibir experiencias de orden y de trabajo intelectual. 

Ya he comentado en alguna ocasión que yo, personalmente, aplicaría algunas de las políticas de Michaela Community School de forma diferente, pero en nuestro contexto son totalmente necesarias. Como comentaba hace unas semanas, somos uno de los países en los que cuesta más empezar a dar clase, y existen importante dificultades alrededor de la disciplina, de las expectativas, de cómo gestionamos las faltas de comportamiento, como se detalla en este artículo.

¿Tenemos un problema de disciplina en España? Sí, y aquí me gustaría recordar que por disciplina no entiendo el 'sancionar', sino el enseñar a alguien la forma correcta de hacer algo (en este artículo, escrito a partir de Teach Like a Champion de Doug Lemov, queda mejor explicado). Y en este sentido, falta coherencia y consistencia en las escuelas. Aspectos tan básicos como el escuchar a la persona que habla se están convirtiendo en algo raro, no solo entre los niños, sino entre los mismos adultos (pensad en cuántas conferencias de formación de profesores habéis visto a compañeros mirando el móvil en vez de escuchar). El no gritar, el mirar a la cara de la persona que habla, el ser responsable de las propias cosas y traer todo el material... O el tema de los teléfonos móviles. Difícilmente un adolescente lo va a utilizar para aprender, pero aun así hay discursos que plantean su uso, olvidando que lo que acabarán haciendo será ver vídeos, series, entrar en redes sociales o bien jugar... Solo hay que ver lo que acaban haciendo muchos adolescentes cuando quedan y todos tienen móvil.

En este sentido, tenemos un amplio camino que recorrer. Ojalá llegue el día en que tengamos unos responsables políticos que se preocupen realmente de los aspectos nucleares e importantes de la educación.

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