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Hace cosa de una semana se publicó en El País un artículo sobre las ‘aulas del futuro’. Después de leerlo, me pareció un artículo sorprendente, tanto por lo que se decía en él como por lo que se veía como las ‘aulas del futuro’. De ahí que quisiera comentarlo en el blog.
Para empezar, la noticia tenía un titular cuanto menos, curioso: 'La primera universidad pública que forma maestros rebeldes para romper con la escuela tradicional'. Curioso porque, ¿hasta ahora no ha habido ninguna universidad pública que haya formado maestros ‘rebeldes’? ¿Los estudiantes de magisterio han estado saliendo o salen de la universidad como ‘clones’, todos cortados por el mismo patrón? Además, una lectura del artículo permite constatar que ese espíritu rebelde o crítico del que se habla consiste en las mismas ideas que se llevan defendiendo en la universidad pública desde hace más 40 años: constructivismo pedagógico y filosófico, defensa del aprendizaje por descubrimiento, desconocimiento de las prácticas didácticas basadas en la evidencia… ¿Qué es, en el contexto actual, ser realmente un maestro ‘rebelde’? Para serlo, quizás más que ‘ omper' con la escuela tradicional hay que hacerlo con el paradigma pedagógico progresista.
Luego venían las siguientes declaraciones de Fernández Enguita:
“Los profesores fuimos buenos alumnos, aceptamos un modelo de enseñanza sin cuestionarlo y luego lo reprodujimos, pero no hay ninguna investigación que explique por qué los estudiantes están alineados frente al profesor ni por qué hay que guardar silencio durante 45 minutos”, añade Fernández Enguita. “Hay que recuperar todas las fuentes de dónde se puede extraer información, el maestro ya no es el que alimenta de contenidos. En el pasado se desterró todo lo que estaba fuera de la escuela y ahora es eso lo que hay que recuperar”.
¿De qué modelo de enseñanza está hablando? Que yo sepa, no son muchos los profesores que estén toda la semana hablando 45 minutos en un aula. ¿Y cómo que no ‘hemos cuestionado’ el modelo de enseñanza recibido? Este atribuir a todo el mundo una postura determinada… Yo al menos lo he hecho y lo sigo haciendo con los profesores que he tenido y que tengo.
Luego viene el que ‘no hay ninguna investigación que explique por qué los estudiantes están alineados frente al profesor ni por qué hay que guardar silencio durante 45 minutos’. Lo siento pero no es así. En mi caso, creo que en la mayoría de casos, la mejor disposición de aula es aquella que facilita que todos puedan escuchar al profesor, el poder ver el material; eso no quita que a veces pueda utilizar una disposición del aula por grupos o en forma de asamblea.
Lo que pasa es que detrás de cada disposición de aula hay una visión de cómo ha de ser la didáctica, del valor del conocimiento, del papel de la escuela. Y no sé quién dice que haya que guardar silencio durante 45 minutos. En una clase habrá posiblemente instrucción directa del profesor a todo el grupo, quizás trabajo por pequeños grupos y también trabajo individual; y para este, el silencio es importante. ¿Pero que tenga que ser de 45 minutos? ¿Quién lo dice? No. Dependerá de la tarea. Pero no olvidemos que el silencio para la atención y para el aprendizaje es importante por la arquitectura cognitiva que tenemos.
Y lo de que 'el maestro ya no es el que alimenta de contenidos'... el maestro ha de ser un experto en aquello que enseña, además de dominar la didáctica, para ser capaz de enseñar bien. ¿Cómo voy a poder enseñar bien la Historia de España si la desconozco? Por supuesto que usaré libros de texto, vídeos, libros de consulta... pero si no conozco el orden cronológico, por ejemplo, será difícil que pueda enseñarla. Y no olvidemos que la enseñanza es un acto personal y relacional, entre el alumno y el maestro, alrededor de un contenido. El profesor, que conoce las cosas, sabe hacérselas presentes al alumno, porque antes ha pasado por el mismo proceso. Siempre será mejor un profesor que cualquier plataforma digital o dispositivo electrónico. Y no sé cómo se puede decir que 'en el pasado se desterró todo lo que estaba fuera de la escuela'. Lo siento, pero no es cierto. Precisamente, lo que posibilita la escuela es abrir horizontes al alumno, haciéndole partícipe de todo el amplio corpus de conocimientos culturales, literarios, naturales, científicos... que tenemos. Precisamente, es la perspectiva de basar la escuela en 'el interés del alumno', en muchas ocasiones limitado, la que en muchas ocasiones acaba limitando el horizonte del alumno.
Y cuando llegas al final del artículo constatas que, en el fondo, todo viene porque en la Universidad Complutense se ha montando una nueva aula conocida como Hiperaula. Es un aula con pizarras para proyectar y trabajar por grupos, de forma colaborativa… Como idea no me parece mal, pero de ahí a llevar a cabo una crítica general de las aulas que se utilizan en las escuelas y del papel de profesor, o a afirmar que solo a partir de ahora se formarán 'maestros críticos', no me parece bien; y más cuando se recurre a determinadas ideas, dado que también se ha constatado que el uso de espacios abiertos, o los paradigmas basados en el aprendizaje por descubrimiento o los métodos no directivos no son precisamente garantía de éxito escolar.
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