miércoles, 11 de septiembre de 2019

No, los móviles NO mejoran el aprendizaje

Fuente: https://hechingerreport.org/will-giving-greater-student-access-smartphones-improve-learning/

En Cataluña y en España parece que, en los diversos temas educativos, vamos varios años por detrás del resto de Europa. Para mi sorpresa, ayer leí la siguiente noticia en el diario Ara: 'El Consell Escolar defiende que los móviles mejoran la enseñanza' (el enlace está en catalán). Mientras que en Francia hará menos de un año que se ha prohibido el móvil en la escuela, en el Reino Unido existe un amplio debate y hay numerosas escuelas en las que este está prohibido, en Cataluña parece que la única voz sea en favor de su inclusión en el aula. Aquí me pregunto: los que emiten este comunicado, pisan las aulas? ¿Han preguntado a los padres, profesores? ¿Se han esforzado por estudiar a fondo la cuestión? Porque una lectura atenta del artículo permite constatar que no.

El artículo empieza destacando que 3 de cada 4 alumnos de 1º de ESO, de 12 años, tiene móvil, mientras que el porcentaje es de prácticamente el 100% en un aula de 4º de ESO. Nuestros alumnos, como se ve, viven 'hiperconectados'. ¿El que tantos dispongan de dispositivos móviles es una razón para que estos se incluyan en la escuela? Por la misma regla, ¿si la mayoría beben bebidas azucaradas o les gustan las chuches, deberemos incluirlas en el colegio? El que tenga una gran presencia a nivel social no es un motivo para incluir el móvil en el aula. ¿No nos hemos planteado que para unos alumnos que gran parte del tiempo fuera de clase lo pasan delante de una pantalla (tablet, móvil, consola, ordenador), quizás lo que les conviene en el colegio es vivir experiencias analógicas, personales? ¿Somos conscientes que en países asiáticos como Corea del Sur, Singapur, el acceso a la tecnología móvil por parte de los niños y adolescentes se ha convertido en un problema de salud nacional (por la adicción, problemas de vista, nomofobia...? En libro 'Screen Schooled' se detalla que los adolescentes (de más de 12 años), dedican de media unas 9h al entretenimiento en la redes de entretenimiento (redes sociales, plataformas como Netflix, Youtube...) y los niños de 8 a 12 años una media de 6h (pp. 24-25).

No solo eso, sino que menciona diversas apps como Instagram, Snapchat, Youtube de las cuales su política de servicios, etc. con menores en cuanto menos, discutible. ¿Este tema no es importante? ¿Somos conscientes de que gran parte de las apps (Facebook, WhatsApp, etc.) las usan chicos por debajo de la edad permitida? ¿Y no nos preocupa? 

Luego vienen los 4 argumentos que se dan, cuatro argumentos que son, a todas luces, preocupantes, porque ninguno de ellos se sostiene mínimamente. Vamos a desgranarlos.

a) El aumento de la motivación de los alumnos. ¿Somos conscientes del tipo de motivación que estamos hablando? Los dispositivos móviles generan, a lo sumo, cierta motivación extrínseca. ¿Es esto lo que realmente queremos? Sobre esta cuestión habla Catherine L'Ecuyer en su libro 'Educar en la realidad' (2015): '... la motivación se atiende de forma distinta en el sistema escolar según la postura a priori que adoptamos con respecto a la persona' (p. 55). Y más adelante: 'Este tipo de motivación crea dependencia y apatía vital en el niño, porque no despierta en él ningún deseo interno, al margen de las recompensas inmediatas' (p. 57). ¿Realmente queremos una motivación como la de los padres que, para que el hijo saque buenas notas, le prometen comprarle una moto? Y la motivación, ¿por qué viene dada? ¿Por la expectativa de usar el móvil? ¿Realmente lo que les llama la atención es usar el móvil para usar el diccionario o es más bien el poderse distraer con el Instagram o WhatsApp durante la clase?

b) Que permiten la introducción de 'nuevas metodologías educativas'. Este es otro argumento que no es cierto. En primer lugar, ¿qué son 'nuevas metodologías educativas'? ¿El trabajo por proyectos del que habla Kilpatrick en 1918? ¿La oratoria, que se trabaja desde la Antigua Grecia? Los dispositivos tecnológicos pueden utilizarse con cualquier metodología didáctica, desde el aprendizaje por proyectos a la instrucción directa o actividades basadas en los principios de la psicología cognitiva como la práctica repetida. Y para alguna de ellas son útiles: pongamos la práctica repetida, el aprendizaje de idiomas, el proyectar un vídeo... Pero si tuviera que elegir algún dispositivo, el último sería el móvil; antes utilizaría un portátil. Los móviles no 'abren nuevas puertas'. Los dispositivos podrán tener uno u otro uso, pero son solo una herramienta. ¿Cuáles son esas 'nuevas metodologías' de las que hablan? En el informe original no he podido encontrarlas.

c) El fomento del trabajo cooperativo. Este es otro tema. El uso de móviles difícilmente fomentará el trabajo cooperativo. ¿Que cada alumno en un grupo tenga un móvil individualmente, va a facilitar el trabajo cooperativo? Si cada uno estará mirando seguramente su pantalla... Uno de los elementos fundamentales de aprendizaje cooperativo es la interdependencia positiva.  ¿Qué interdependencia les puede generar que cada uno esté con su móvil? Y el trabajo y aprendizaje de las habilidades sociales y la interacción cara a cara: ¿el móvil los fomenta?

No niego que herramientas como Google Drive, Evernote, Dropbox... que utilizo diariamente sean una gran herramienta de colaboración a distancia. Gracias a ellas he podido estudiar un máster a distancia, trabajar diversos temas educativos con personas que están en Reino Unido, EE.UU., el resto de España... Y en las empresas son una gran herramienta para contactar con personas de todo el mundo: negocios, correos electrónicos, proyectos que son trabajados por personas de diversas partes del mundo. Pero, ¿en el aula? ¿Realmente es necesario que cada alumno tenga un móvil? ¿No será mejor si realmente se quiere hacer un trabajo en grupo en el que haya que buscar información que cada grupo tenga un ordenador y se distribuyan las tareas? Pensemos bien las experiencias educativas que queremos plantear a nuestros alumnos.

d) La reducción de la 'fractura digital' entre los alumnos desfavorecidos y los más aventajados. Esto, directamente, no es cierto. En primer lugar, ¿qué pasará con aquellos alumnos, que los hay, que no puedan permitirse un Smartphone? ¿Van a ser los únicos sin móvil en el colegio? Aun en el caso de que la administración educativa se los diera: ¿No va a haber diferencias entre el que traiga un iPhone X y el que traiga el Huawei más sencillo? ¿No es mejor buscar otras opciones para trabajar la competencia digital?

Y no solo eso. Aquí entra el 'Efecto Mateo': 'A quien tiene, se le dará, y a quien no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará'. En los Estados Unidos, mientras que en las escuelas públicas se fomenta el uso de móviles, en las escuelas privadas, empiezan a prohibirse todo tipo de pantallas. Lo que se está viendo es que los niños y adolescentes de clase social media-baja tienden a utilizar los móviles, etc. más para ocio y actividades que no les reportan aprendizaje, y que no hacen sino aumentar la brecha con aquellos de clase social media-alta cuyos padres se aseguran de reportarles una educación con más experiencias culturales y educativas.

Además de estos argumentos, el informe también recomienda 'cambiar el currículum de la ESO, porque el actual no recoge con suficiente detalle el desarrollo del pensamiento crítico'. ¿Cómo? ¿Quieren desarrollar el pensamiento crítico reduciendo la importancia del currículum, de los conocimientos, de la memoria en favor del competencialismo, del desarrollo de las habilidades generales, de despreciar la memoria afirmando que 'todo está en internet' como se está haciendo en los últimos años? Para tener pensamiento crítico hay que saber de historia, de geografía, de ciencias, de política, de filosofía... y de cualquier ámbito del conocimiento que se nos ocurra. Se habla también de alertar a los jóvenes de los peligros del uso excesivo, del ciberacoso y de las Fake News. Sí, todo esto es loable, ¿pero es permitir los móviles en el aula la solución? Y acaba afirmando Jordi Rodon, secretario del consejo escolar que la opción nunca ha de ser prohibirlos. ¿Por qué? Si vemos que para ciertas cosas su uso puede ser perjudicial, ¿por qué no podemos hacerlo? Bien que se prohíbe su uso en los aeropuertos, bien que se han prohibido las bebidas azucaradas en los colegios porque se ven perjudiciales, o el tabaco, o el alcohol... Hay algunos contextos en los que el móvil es muy útil: mensajes con amigos, llamadas, saber el tiempo en un momento determinado, el GPS, los horarios de trenes, del aeropuerto... pero eso no ha de significar que haya que usarlos en todas partes. Y su uso es muy fácil no hace falta enseñarlo. ¿Cómo se puede afirmar que 'No podemos prohibir una cosa que ya existe'? Pero si prohibimos muchas cosas que ya existen porque no son buenas. Y se acaba con un 'Los centros, pues, tienen mucho trabajo que hacer, y más si se tiene en cuenta que más de la mitad de colegios tienen prohibido su uso en el aula'. ¿Qué significa esta afirmación? ¿Se quiere imponer por decreto su uso en todas las aulas?

¿Somos conscientes de que el móvil es una de las principales vías de acceso hoy en día, por ejemplo, a la pornografía? ¿Sabemos que suele empezarse a los 11 años y que 1 de cada 10 consumidores tiene menos de 10? ¿Y que 1 de cada 3 niños entre 10 y 13 visita esas páginas con cierta frecuencia? ¿Y el hecho de que 1 de cada 5 búsqueda con el móvil son de porno? ¿Y que la media de vídeos al año por persona es de 348? ¿Y que hay 68 millones de búsquedas diarias? Son cuestiones a plantearse (datos tomados de Daleunavuelta).

Sería bueno que sobre estas cuestiones, como tantas otras del mundo educativo, el debate fuera más a fondo y en profundidad. Yo mismo uso a diario el móvil, el ordenador, aplicaciones como Google Drive, Microsoft Word, Dropbox, otras para practicar inglés... y hay cosas para las que el uso de dispositivos tecnológicos es muy útil y  los tengo en cuenta: práctica repetida de contenidos de cálculo, de ciencias, de lenguas; para escribir textos de forma colaborativa, para grabar una película en el contexto de un proyecto de lengua o de cine, para tener una conferencia con un colegio de otra parte del mundo, escritura y mecanografía... Pero de ahí a propuestas como las que plantea el Departament hay una gran distancia. Y el problema de fondo es que no tenemos claro ni el modelo de persona ni la función de la escuela ni qué es el conocimiento. Al informe de la Generalitat solo me ha dado tiempo a echarle una ojeada por encima. Espero leérmelo en los próximos días.



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