sábado, 6 de julio de 2019

Un apunte sobre algunos resultados de las PAU y de la selectividad: cuando la realidad va por un lado y la ideología por el otro


Durante estas últimas semanas se han hecho públicas las notas de selectividad. Una de las noticias destacadas fue que, en Cataluña, dos de los cinco mejores expedientes eran del mismo instituto, un centro público de Cervera, llamado Antoni Torroja. Eduard Garrabou, con un 9,9 y Arnau Noguera, con un 9,8 habían conseguido estar entre los cinco primeros.



Dado lo sorprendente que resulta que entre los 5 primeros alumnos de Cataluña estuvieran dos del mismo centro, rápidamente los medios de comunicación se dirigieron al instituto de Cervera, para informarse más sobre el centro, saber qué profesorado tenía, que tipos de estrategias didácticas utilizaba. Quizás se esperaban encontrar con un centro en el cual se trabajara por proyectos, en el que la memoria hubiera sido dejada de lado en favor de las 'soft skills', en el que el examen como herramienta de evaluación y aprendizaje fuera solo un recuerdo del pasado...

Pero no. Se encontraron con un centro en el equipo directivo tenía muy claro: 'El pal de paller (la viga maestra) de l'institut és l'educació tradicional'. Y a partir de ahí, la jefa de estudios, Sílvia Pascual detallaba su forma de trabajo. Explicaba, por ejemplo, que:

- Dan valor a la clase magistral, siguiendo un proceso de explicación, teoría, demostración y práctica (aquí sería más ajustado decir que usan un modelo en el que cabe la instrucción directa explícita).
- Utilizan bastantes exámenes, como herramienta de evaluación, aprendizaje y calificaciones.
- Usan exámenes trimestrales.
- Tienen bastantes deberes: redacciones, ejercicios de matemáticas.
- Intentan trabajar con grupos reducidos.

Esto no significaba que no utilizaran las nuevas tecnologías (tienen ordenadores, pizarras digitales), sino que no se dejaban llevar por las modas.

Aquí lo sorprendente fue la reacción de los ambientes innovacionistas catalanes y de parte la comunidad tuitera. Màrius Carol, en un editorial de La Vanguardia, quiso destacar este hecho que comentaba, y personajes como Eduard Vallory, de Escola Nova XXI, Pepe Menéndez, del mismo movimiento y vinculado a los jesuitas empezaron a criticarlo. Decía, por ejemplo, Eduard Vallory:

'Vale la pena, Marius Carol leer fuentes internacionales para comprender que el necesario cambio educativo no está relacionado con introducir tecnología, sino en cambiar qué hay que aprender, como y de qué forma medirlo'

¿Cómo? Varios apuntes:
1. ¿De qué fuentes internacionales habla y de qué cambio? ¿De lo que nos muestra quizás el informe PISA, que es el progresivo declive de países como Francia, Suecia y ahora Finlandia que han apostado por medidas de reforma educativas basadas en el paradigma de las habilidades genéricas (o competencias), del aprendizaje por descubrimiento y de minusvalorar el valor transmisor de la escuela?

2. Dice que hay que cambiar qué aprendemos, como y la forma en la que lo evaluamos. Vayamos al primer punto: el qué, el currículum. La dirección en la que va Escola Nova XXI es la del progresivo adelgazamiento de los currículums y contra la función transmisora de la escuela. ¿Es ese el camino?

El qué: ¿es la solución apostar de forma generalizada por estrategias didácticas basadas en el aprendizaje por descubrimiento, el trabajo por proyectos y otras medidas que se ha contrastado que son significativamente inferiores por lo que se refiere al aprendizaje que, por ejemplo, la instrucción directa?

La forma en la que evaluamos. Me gustaría que grumos como Escola Nova XXI fueran claros en cómo quieren que sea la evaluación. Si le echas un vistazo a los materiales que han ido crendo, no es que quede particularmente claro. Si en las facultades catalanas hay 2.000 plazas para estudiar medicina, cómo van a seleccionar a los alumnos: ¿con una entrevista y una rúbrica de observación? ¿No dará esto entrada a favoritismos? ¿Es el mejor sistema de selección? ¿No es más justo que sea a través de un examen, en el que se recompensa el esfuerzo puesto en el estudio?

Y el tuit de Pepe Menéndez iba en la misma línea, hablando de los 'datos de abandono y de fracaso escolar del modelo llamado método tradicional'.

Pero si el sistema que tenemos en España y en toda Europa se basa en el sistema progresista... Si desde la LOGSE no ha habido otro patrón ideológica en la educación española, y así se puede constatar en progresivo declive en los resultados académicos. ¿Alguien ha visto que se hayan reivindicado en los últimos 40 años, desde la esfera y los poder públicos, el valor de la instrucción directa, de los exámenes, de los deberes, de un currículum claro y estructurado, de la enseñanza de la lectura, del uso de metodologías basadas en la evidencia? No. Y los pocos que lo reivindicamos somos voces minoritarias.

Y la gota que colmó el vaso fue la reacción a la noticia de que el gaditano Miguel Gallardo había obtenido la nota más alta de España: un 14 sobre 14. Unos diciendo que solo había memorizado, otros que los profesores y la escuela nada habían tenido que ver, otros que no existe relación entre la inteligencia y aprobar la selectividad...

¿Por qué esta reacción antiintelectual? ¿Por qué este desprecio al conocimiento? Por supuesto que el sacar buenas notas no es lo único, pero si voy al médico, querré a alguien que sea experto y sepa mucho de medicina, el cual posiblemente haya sacado buenas notas. Y sí que existe cierta relación entre la inteligencia y aprobar la selectividad; ¿por qué? Porque es un examen que valora el grado de competencias y de conocimientos alrededor de distintas áreas. Y es seguramente el sistema más justo.

En resumen, me preocupa ver algunas reacciones cuando la realidad de empecina en contradecir los planteamientos ideológicos de algunos. Aprendemos de una forma muy concreta, y con el paso del tiempo se va conociendo de forma cada vez más clara el cómo aprendemos, las estrategias con más evidencia... Y esto es algo que no podemos negar. 

2 comentarios:

Therfer dijo...

Totalmente de acuerdo. :-)

Epolenep dijo...

Cuánta razón!