Una de las expresiones más populares en los ambientes educativos es la de 'aprendizaje pasivo'. Se tiende a etiquetar determinadas prácticas educativas como 'pasivas', habitualmente refiriéndose a estrategias didácticas o actividades como la instrucción directa, la clase magistral, la lectura silenciosa, el trabajo individual...
Se suele pensar también que si el profesor tiene un papel directivo en el aula, el papel de los alumnos en ella pasa a ser pasivo. Tendrían que ser ellos los que decidieran libremente qué hacer, 'moverse' para que realmente haya 'aprendizaje activo'. Pero... ¿esto es realmente así?
La respuesta es que no. Los que seguís este blog habréis podido leer otros posts en los que he hablado sobre la instrucción directa explícita (https://goo.gl/Zb2hMY) y lo altamente interactiva que es, sobre el valor de una buena clase magistral, sobre lo importante que es la lectura pausada y atenta y cómo esta es plenamente activa (https://goo.gl/hpjLwZ)...
Ken Sheck, en un comentario al artículo de Blake Harvard 'In Defense of Lecture in the Classroom' (https://theeffortfuleducator.com/2018/03/12/in-defense-of-lecture-in-the-classroom/), lo resume perfectamente:
"... el término 'aprendizaje pasivo' es un oxímoron. No existe. Si los estudiantes están aprendiendo, entonces no están pasivos, y el aprendizaje no siempre ha de incluir movimiento o conversación..."
Qué bien resumido. Lo que acaba determinando el aprendizaje es la atención. El aprendizaje es un ejercicio de cognición focalizada. Sin prestar atención a un material o información determinados no puede haber aprendizaje. La dicotomía entre aprendizaje pasivo y aprendizaje activo no ayuda. Pongamos un ejemplo de 'metodologías activas': un estudiante puede aparentar estar 'activo' en su aprendizaje porque está discutiendo con su grupo una cuestión, o utilizando un material manipulativo... pero puede ser que no esté aprendiendo realmente nada. Si la evaluación del aprendizaje del estudiante y sin constatar si realmente aquello trabajado ha quedado en su memoria a largo plazo, los profesores y estudiantes no deberíamos de asumir que el aprendizaje ha tenido lugar.
Lo mismo pasa con aquella prácticas etiquetadas como 'pasivas': nos puede parecer pasivo que un alumno esté leyendo tranquilamente, o porque esté haciendo unos ejercicios de forma individual... Pero será a través de la evaluación que podremos constatar si un alumno ha aprendido o no.
Por lo tanto, no existe el 'aprendizaje pasivo'. Si un estudiante está aprendiendo, significará que está cognitivamente activo, y un estudiante puede aprender a través de la instrucción directa explícita, del trabajo cooperativo, de una clase magistral, de la lectura silenciosa, de un debate con otros compañeros, de un experimento científico, del uso de unos manipulables matemáticos... Lo que ha de hacer que optemos por una u otra práctica no es la etiqueta que se le haya puesto de forma ampulosa (metodología activa, práctica pasiva...) sino la reflexión sobre si es el mejor instrumento dada la edad del alumno, el contenido curricular que se quiera trabajar, el grado de dominio (novato/experto) que se tenga, los resultados en el aprendizaje (que se podrán constatar a partir de la evaluación...). Para ello es fundamental conocer las diversas prácticas educativas, la investigación y experiencias que se hayan llevado con ellas a cabo, el para qué sirven...
El 'aprendizaje pasivo': un mito del aprendizaje. ¿Estáis de acuerdo? Yo comparto plenamente la conclusión de Blake Havard en su último post de 'The effortful educator' (https://goo.gl/pmUfKJ).
Fuentes:
- https://theeffortfuleducator.com/2018/03/12/in-defense-of-lecture-in-the-classroom/
- https://theeffortfuleducator.com/2018/03/16/the-myth-of-passive-learning/
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