En los ambientes educativos españoles, estamos en un momento en que, prácticamente, solo se habla del cómo enseñar: los métodos, la didáctica, las metodologías... Por supuesto que el cómo se enseña es importante, pero hace ya tiempo que creo que nos estamos olvidando de un aspecto mucho más fundamental y determinante para el aprendizaje que es el 'qué': el currículum.
En otros artículos he hablado y remarcado ya la importancia del currículum, de aquello se aprende. Un currículum claro, organizado, que responda a la lógica interna de las diversas disciplinas es un elemento fundamental para el aprendizaje y que suele redundar en una mejora clara de los resultados. Países como Singapur, Corea, China... revisan constantemente su currículum y tienen cuidado de asegurar que este sea exigente y sea construido y desarrollado por los mejores maestros y expertos.
Sin embargo, en Europa la dirección es la contraria. Los currículums son cada vez más vaporosos, con menos contenidos y procedimientos concretos, inmersos en la 'revolución competencial'. Esto hace que, por ejemplo, no tengamos ninguna referencia de qué clásicos de la literatura es conveniente enseñar en primaria; tampoco existe, por ejemplo, ninguna secuencia concreta de qué contenidos es conveniente trabajar en cada curso en matemáticas. Si nos vamos ya a la enseñanza de la geografía y de la historia, ¿en algún lugar del currículum español o catalán se concreta realmente qué debería de saber un niño de 3º o de 4º? Del mismo modo, en ningún lugar del currículum se detalla qué sonidos y letras deberían conocer los alumnos en cada curso del parvulario y de 1º y 2º de primaria... Esto, esta falta de concreción del currículum, es una pena, porque el currículum es fundamental.
Un currículum rico, con experiencias y prácticas que permitan aprender una amplio abanico de conocimientos, es básico para todos los alumnos, especialmente para aquellos que por su contexto familiar o socioeconómico no pueden disfrutar en casa de experiencias culturales enriquecedoras. Para ellos, la escuela se convierte en un lugar fundamental, en el único sitio en que podrán adquirir esos conocimientos científicos, literarios, culturales... La posibilidad de crear estas enriquecedoras experiencias vitales es, quizás, la principal razón que determina la existencia de los colegios: su misión cultural y académica.
¿Dedicamos el tiempo necesario al trabajo del currículum? Mi imprensión es que no, y debería de ser uno de los objetivos fundamentales de cualquier institución académica: secuenciar los contenidos y procedimientos que se trabajan, asegurar una coherencia entre los diversos cursos, adaptar la evaluación y la práctica a los contenidos trabajados...
Otro debate que se podría abrir aquí sería sobre las implicaciones de fondo que tiene el priorizar el 'cómo' (la forma), dejando de lado el 'qué' (la sustancia). Como se ve, la postura mayoritaria hoy en día se caracteriza por el formalismo, dejando de lado el llegar al fondo y a la verdad de las cosas. Se podría hablar del nominalismo, del idealismo... Pero lo dejaremos para otro artículo.
Del mismo modo, otra creencia extendida es la de pensar que el comportamiento de los alumnos en el colegio, el clima de aprendizaje... depende de la calidad de la didáctica y de los métodos que se usen. Se piensa que si el maestro utiliza métodos que involucren y motiven al alumnado, el mal comportamiento se reducirá. Por eso en muchos colegios optan por centrarse en formar a los maestros en nuevos métodos, formas de enseñar... y se olvida el dedicar tiempo a reflexionar y trabajar sobre la disciplina escolar.
Como comenté antes, los métodos son importantes, pero esta visión suele olvidar que la creación de un clima de aprendizaje no depende exclusivamente de la didáctica o del método que se use, sino de otros aspectos mucho más sencillos y fundamentales como lo son las normas y el cuidado de los pequeños detalles.
En algún otro artículo ya hablé sobre los fines de la educación: primero han de venir los fines (el para qué) y el currículum (el qué). Cuando se tienen claros estos dos aspectos, es entonces cuando nos podemos poner a discutir sobre la didáctica y los métodos (el cómo).
Durante estos días está teniendo lugar el 'Education Festival', un evento en el que hablan profesores, psicólogos cognitivos... algunos con conferencias muy interesantes. Me ha llamado la atención especialment la de Stuart Lock, que Oliver Caviglioli resume de forma magistral en la infografía que acompaña al artículo. De ella he tomado gran parte de las ideas. Lock es director de una escuela del Reino Unido y tiene un interesante blog: https://mrlock.wordpress.com/.
En su conferencia, Lock afirma que un problema que tiene Inglaterra (y como comentaba al principio, España, también) es que se le da demasiado énfasis al cómo: a la metodología o la didáctica y se suele olvidar o no dar demasiada importancia al qué, al currículum. El artículo completo podéis leerlo en el siguiente link: https://mrlock.wordpress.com/2017/06/23/pedagogy-is-overrated/ Es un blog para seguir.
Bibliografía:
3. https://twitter.com/olivercavigliol/status/877924148151951360