Photo by Jonathan A Jones, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons |
Durante el día de ayer se conocieron los resultados de las pruebas GCSE en Inglaterra y otros países que siguen el sistema británico. Estas pruebas se realizan al acabar la secundaria, en lo que sería un equivalente a nuestros 4º de ESO. Las puntuaciones van del 1 al 9 (antes era por letras, siendo 'A*' la máxima calificación posible).
Pues, en la línea de sus resultados de los últimos años, tanto en los GCSE como en los 'A-levels' (el equivalente a nuestra selectividad), los resultados de Michaela Community School han vuelto a ser extraordinarios, teniendo en cuenta el contexto socioeconómico en el cual está situado la escuela. Algunos datos, recogidos del perfil de X de su directora, Katharine Birbalsingh:
Ask yourselves, the people who relentlessly criticise me, have they done half as much as we do for social mobility?What difference do they make for kids?Should you listen to them, OR maybe consider what I say, even if it makes you feel uncomfortable?#ThinkOutsideOfTheBox ✊🏾 pic.twitter.com/DfmlMd3tJe— Katharine Birbalsingh (@Miss_Snuffy) August 23, 2024
Weekly CPD training at Michaela isn’t on teaching/learning in the main.It is on ethos and culture, which I lead, although sometimes given by another member of staff.Mainly about trying to get staff to think outside the box on culture issues.This is what drives our success pic.twitter.com/sYGXXF3ds8— Katharine Birbalsingh (@Miss_Snuffy) August 22, 2024
You teachers out there know just how impossible this is with a comprehensive intake…I can’t believe it!! 🙌🙌 pic.twitter.com/XtUhGQTR0z— Katharine Birbalsingh (@Miss_Snuffy) August 22, 2024
Como se ve, el 84% de las notas estuvieron entre el 7 y el 9 (la equivalencia en España sería entre el notable y el excelente; 7,5-10). Más del 50% de las notas fueron '9', y el 89% de alumnos consiguieron, al menos, algún '9' (la nota máxima). Estas notas, si se tiene en cuenta el contexto socioeconómico del barrio en el cual está situado Michaela, son extraordinarias. La escuela está situada en Wembley, en un barrio de las afueras de Londres, con un número muy elevado de población inmigrante y en situaciones económicas precarias. Cuando pude visitarla, hace un par de años, pude confirmar esto. Los edificios e instalaciones son sencillas, y las familias y alumnos que van son en su mayoría inmigrantes.
Sin embargo, toda la escuela respira una misma cultura de respeto al otro, de trabajo, de atención... En la visita que nos hicieron de clase en clase todavía recuerdo la concentración que mostraban todos los alumnos y alumnas, trabajando de forma atenta y sin distraerse cuando entrábamos. El ritmo de las clases era muy intenso, y veías a todos trabajar en todo momento, fuera de forma individual, fuera escuchando, escribiendo, hablando con un compañero... La comida fue un momento sinceramente impresionante. Los invitados comimos con los alumnos en el rato de comer, y me llamó la atención el cuidado, interés y educación que mostraron los alumnos durante toda la hora de la comida.
Estos resultados nos tendrían que hacer reflexionar. En Michaela, alumnos que, en otra escuela sería muy difícil que tuvieran éxito, lo consiguen, y esto les abre oportunidades de las cuales carecerían en otro contexto. Que alumnos de un contexto socioeconómico así obtengan resultados que igualan o superan los de las escuelas privadas tradicionales inglesas (solo hace falta darse una vuelta por los resultados de algunos de los College tradicionales) nos debería hacer pensar.
El sistema educativo catalán (y el del resto de España) lo que está consiguiendo es una equidad por debajo, en la cual solo se consigue que baje el nivel de todos los alumnos. Esto hace que solo aquellos alumnos cuyas familias puedan compensar lo que no se trabaja en la escuela con extraescolares de idiomas, deporte, música, matemáticas, con visitas culturales, viajes... puedan tener un éxito real. ¿Por qué no optar por un modelo que dé posibilidades reales a todos los alumnos?
Como ya he comentado en otros posts, no comparto todas las prácticas de Michaela, y algunos aspectos los trabajaría de otra forma, ya que me parece que quizás se recurre en exceso a una perspectiva conductista; ahora bien, el ejemplo que supone y la evidencia de que tiene buenos resultados, nos debería, al menos, de servir para replantearnos lo que hacemos y darnos cuenta de la importancia que tiene la existencia de una cultura académica, compartida, que valore el conocimiento, el trabajo, el respeto a los demás... y en la cual se tenga la expectativa de que todos los alumnos pueden tener éxito. Para esto, hace falta tener un currículo y un modelo claro, partiendo de una filosofía de la educación que tenga sentido.
Por esto, en el título del artículo, hablaba de 'la verdadera equidad', porque me parece que solo así realmente se posibilita que todos los alumnos puedan tener éxito, y la escuela ejerza de ascensor social. Creo que es con escuelas como Michaela como se puede conseguir esa equidad, no con las propuestas de la Fundació Bofill, que se quedan simplemente en maquillar los números, pero sin incidir nunca en lo que realmente aprenden todos los alumnos. Ojalá lea este post algún miembro del Departament d'Educació de Catalunya y, aunque solo fuera para conocer el modelo, fueran a visitar Michaela.